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Albert y Rosa, una operación ya urgente
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José Antonio Zarzalejos

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Albert y Rosa, una operación ya urgente

Muchos jeribeques tendrá que inventarse el Partido Popular y el Gobierno para recuperarse electoralmente y no desplomarse en las municipales de mayo  y en las generales

Foto: Albert Rivera (d), presidente de Ciudadanos, y Rosa Díez (i), portavoz de UPyD. (EFE)
Albert Rivera (d), presidente de Ciudadanos, y Rosa Díez (i), portavoz de UPyD. (EFE)

Muchos jeribeques tendrá que inventarse el Partido Popular y el Gobierno para recuperarse electoralmente y no desplomarse en las municipales de mayo y en las generales de noviembre de 2015. Según el CIS, el bipartidismo se ha transformado en un potencial tripartidismo (PP, Podemos, PSOE), lo cual deja en la orfandad a millones de votantes de los ‘populares’ refugiados ahora en la abstención y que carecen de opción para salir de casa, negándose, de momento, a dar a Mariano Rajoy un voto de confianza que ya le otorgaron, con los resultados vistos, en diciembre de 2011.

Una muy buena parte de los votantes conservadores, clases medias, profesionales y personas de orden y buen sentido, no regresarán al redil popular. Necesitan una opción y esta sólo la pueden ofrecer Ciudadanos y Unión, Progreso y Democracia, pero no por separado sino en coalición en toda España.

El jueves se reúnen las cúpulas de ambas organizaciones. Albert Rivera y Rosa Díez estarán en el encuentro. Se enfrentarán a una realidad desafiante. Entre ambos obtuvieron en las europeas de mayo un millón y medio de votos y seis escaños. La irrupción de Podemos y la abstención de anteriores votantes del PP desajustaron las mejores expectativas de las dos organizaciones. Si Rosa Díez y UPyD pretenden imponer a Ciudadanos su documento “Criterios generales para establecer alianzas o coaliciones electorales”, será difícil que la entente entre ambos pueda prosperar. Los de Díez se muestran puntillosos, pero sería aconsejable que tuvieran un poco más de manga ancha para entender que su propia opción ha llegado a su techo y que Ciudadanos les proporciona una adición interesante en varias comunidades autónomas.

Sin embargo, lo más importante no es tanto sumar por sumar cuanto desempeñar un rol en la política española que tiene sentido si están juntos en el empeño y que significa un despilfarro si siguen por separado. Lo esencial es que cumplan la función de alternativa al Partido Popular al modo en que el PSOE la tiene por su izquierda con Podemos. Solo una fuerza de capacidad intermedia como la que sumaría UPyD y Ciudadanos libraría a España de un laberíntico parlamento tripartito que, en la práctica, favorecería la ingobernabilidad de España en la próxima legislatura.

Pese a que el documento en que se basa UPyD para baremar la conveniencia y posibilidad de pactos electorales deja en mal lugar a Ciudadanos –al que, efectivamente, le falta dimensión nacional, transparencia suficiente y le sobran algunos compañeros de viaje–, lo cierto es que hoy por hoy, y con la cuestión de Cataluña en fase álgida, la emergencia de Podemos –cuyo programa atenta directamente a las convicciones de Rivera y Díaz– y la eclosión de la corrupción, no habrá mejor oportunidad de ofrecer a un amplio electorado joven y moderado –pero hastiado del PP y tanto del PSOE– una opción que recoge en esencia los mejores criterios sobre la ciudadanía y se interpone en la deriva territorial de disgregación que ahora experimenta España.

Albert y Rosa difieren generacionalmente, pero no sus partidos. Tras Rosa hay gente joven, muchos millenials, y detrás de Albert –pese a su juventud treintañera todavía– operan personas de la quinta de Rosa, de modo que en ambos partidos hay una buena fusión de edades y experiencias. Por lo demás, deberían ser cautas las dos organizaciones. El traje electoral español está a estallar. Si ellos no se adelantan a ocupar un espacio alternativo al PP, otros lo harán porque en entre los populares ha cundido la increencia en ellos mismos y en sus siglas y hay personas y grupos que se plantean migrar a la derecha o la izquierda del partido para ser alternativa a su antigua formación.

De momento sólo hay apuntes, pinceladas o brochazos, pero el desencanto con el Gobierno es de tal hondura y la incomodidad interna tan explícita que Albert y Rosa deben ser muy diligentes en formar una coalición que debería comparecer en el mes de mayo.

La operación UPyD y Ciudadanos, Albert y Rosa, es urgente, no admite dilaciones y es necesaria. Ambos partidos aportan muchos activos complementarios, pocos solapamientos territoriales, variedad de generaciones y de tipologías políticas en sus líderes y presentan afinidades evidentes en los temas que se van a convertir en esenciales durante la próxima legislatura.

Ni UPyD puede aspirar sólo a estar en Madrid y Valencia con algún peso ni Ciudadanos a recluirse en Cataluña para dar el sorpasso al PP. En los dos casos hace falta, además de altura de miras, llevar a la práctica el patriotismo cívico que pregonan. Hay posibilidades para que se encuentren en un territorio común que se llama España, ciudadanía, transparencia, honradez y capacidad de gestión, sin caer –como ha caído el PP– en el tactismo y la tecnocracia.

Es por eso urgente que el jueves en la reunión entre ambos salgan algo más que buenas palabras. Es preciso que cuando termine se alumbre la esperanza cierta de que el Congreso de la legislatura 2015-2019 será más racional con un cuatripartito.

Muchos jeribeques tendrá que inventarse el Partido Popular y el Gobierno para recuperarse electoralmente y no desplomarse en las municipales de mayo y en las generales de noviembre de 2015. Según el CIS, el bipartidismo se ha transformado en un potencial tripartidismo (PP, Podemos, PSOE), lo cual deja en la orfandad a millones de votantes de los ‘populares’ refugiados ahora en la abstención y que carecen de opción para salir de casa, negándose, de momento, a dar a Mariano Rajoy un voto de confianza que ya le otorgaron, con los resultados vistos, en diciembre de 2011.

UPyD Rosa Díez