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Rajoy se crece y esprinta a la sombra de Grecia
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José Antonio Zarzalejos

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Rajoy se crece y esprinta a la sombra de Grecia

Como ha ocurrido desde 2011, Rajoy depende más de variables ajenas a su control que de decisiones propias, aunque, aquí y ahora, su perspectiva presente una mejoría de sus posibilidades futuras

Foto: Mariano Rajoy, en la apertura de la Conferencia Política del PP. (EFE)
Mariano Rajoy, en la apertura de la Conferencia Política del PP. (EFE)

Sondeos todavía pendientes de publicar -pero que no tardarán en conocerse- acreditan que los españoles, en proporción de dos a uno, apoyan a la troika frente al gobierno griego y, simultáneamente, que la mayoría de los ciudadanos de nuestro país prefiere que Grecia siga en la moneda única europea. Para los españoles, la crisis griega está teniendo un impacto muy superior al de otros episodios financieramente críticos. La retransmisión en directo del día a día griego en el que se ha comprobado la tranquila pero hondísima preocupación de los helenos alineados disciplinadamente ante los cajeros de las calles de Atenas ha “vacunado” -según expresión literal de un importante sociólogo- a los españoles de la posibilidad de optar en las proporciones que podrían pensarse por fuerzas políticas similares a la que encabeza Alexis Tsipras. Es decir, Podemos ha perdido fuerza con la crisis griega en cualquiera de los supuestos que puedan darse este fin de semana: bien por una salida helénica del euro, bien por su permanencia con aceptación de un duro programa de ajustes.

Simultáneamente, la crisis griega está favoreciendo las opciones del PP y de Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno, con unos índices de popularidad ruinosos en España, es considerado en la Unión Europea un dirigente prudente y confiable que se ha atenido a los compromisos asumidos con la troika. A la que no le importan los elementos intangibles que Rajoy ha descuidado temerariamente y que da por supuesto que funciona la “maldición de Juncker”, según la cual Rajoy sabría cómo hacer las reformas y recortes pero ignoraría cómo lograr que los ciudadanos le reelijan. La hipótesis ahora más plausible es que el PP ganará las elecciones generales de diciembre -no se adelantarán- pero que no pueda gobernar por el giro a la izquierda que ha experimentado España desde el 24 de mayo pasado.

Rajoy está tratando de crecerse. Va a quedar muy claro en la Conferencia Política del PP, que recogerá las medidas que ha ido implementando el Gobierno

A la sombra de la fuerte impresión que la crisis griega está causando en España -salga la República Helénica o no del euro- Rajoy está tratando de crecerse y esprintar. Va a quedar muy claro en la Conferencia Política del PP que comenzó ayer y que recogerá todas las medidas que ha ido implementando el Gobierno. Rajoy ha adelantado la bajada del impuesto sobre la renta al primero de julio de este año, reducido el 2,2% la parte regulada de la factura eléctrica doméstica, ha declarado inembargables determinados subsidios sociales, ha fijado el techo de gasto para 2016 y se encamina a presentar muy próximamente los Presupuestos Generales del Estado ante el Congreso que prorrogará su período de sesiones en julio y agosto. La aprobación definitiva de estos en el Senado está prevista para el 22 de octubre e inmediatamente después, vendría la convocatoria electoral. Esos presupuestos serán, como bien dice la oposición, el “primer mitin electoral” del PP que introducirá mejoras sociales para enfrentarse a las urnas con más posibilidades.

Con estas medidas, Rajoy trata de aprovechar la conmoción de la opinión pública española por la crisis griega e intenta poner en valor las diferencias con España al tiempo que su propia gestión. Otros datos le favorecen. La OCDE acaba de comunicar que España será el país que cree más empleo este año (2,9%) y el siguiente (2,8%) y el FMI ha certificado que nuestro país será el que experimente el mayor crecimiento del PIB (3,1%) de entre ocho de las más grandes economías chequeadas por ese organismo.

El proceso soberanista se desploma y crece la posibilidad de que Mas no convoque el 27-S; y a Podemos le ha salido un divieso: 'Ahora en común'

En paralelo, el proceso soberanista en Cataluña se desploma y crece la posibilidad de que Mas no convoque las elecciones “plebiscitarias” para el 27 de septiembre en un escenario catalán repleto de confusión y contradicciones; y a Podemos le acaba de salir un divieso denominado “Ahora en común” que le disputa el terreno y que se va a comportar como un factor de depredación tanto para la organización de Iglesias -con tendencia a la baja- como para el PSOE. Un socialismo en el que las líneas entre Sánchez y Díaz divergen -se ha visto a propósito de los planteamientos reformistas de la Constitución- y que, además, ha quedado en una posición desairada en la crisis griega porque ha mostrado a una socialdemocracia que va a la rueda de los partidos liberal-conservadores y, al mismo tiempo, presionada por los grupos de izquierda instalados en el parlamento de Estrasburgo y en numerosas instituciones municipales y autonómicas en España.

Mientras la izquierda se atomiza, el PP debe preocuparse muy seriamente de la solidez de Ciudadanos que absorbe a su electorado más joven y a las clases medias de profesionales y autónomos. La pelea de los populares y de Rajoy se desenvuelve en dos terrenos: en el de la limpieza frente a la corrupción y un nuevo discurso político y en el de la recuperación del electorado que bien ha migrado a Ciudadanos, bien se ha abstenido.

Rajoy depende más de variables ajenas a su control que de decisiones propias, aunque, su perspectiva presente una mejoría de sus posibilidades inmediatas

El contexto general ha comenzado a favorecer al PP: la crisis griega, las mejores variables macroeconómicas, la fragmentación de la izquierda, el deambular inseguro del PSOE y los apuntes de renovación interna en el partido. La duda consiste en si este contexto favorable ha llegado a tiempo para incrementar las posibilidades de un Rajoy que parece querer tomar las riendas del PP después de haberlas tenido mal delegadas. La respuesta a esta interrogante va a estar fuera del alcance de la voluntad y decisiones del propio presidente, de su Gobierno y su partido. Dependerá del rumbo de los acontecimientos internacionales -especialmente de la crisis griega- y de si en la izquierda española se desata o no la guerra interna que la soberbia y prepotencia de Pablo Iglesias y Podemos han alimentado. Como ha venido ocurriendo desde noviembre de 2011, Rajoy depende mucho más de variables ajenas a su control que de decisiones propias, aunque, aquí y ahora, su perspectiva presente una mejoría de sus posibilidades en el futuro inmediato.

Sondeos todavía pendientes de publicar -pero que no tardarán en conocerse- acreditan que los españoles, en proporción de dos a uno, apoyan a la troika frente al gobierno griego y, simultáneamente, que la mayoría de los ciudadanos de nuestro país prefiere que Grecia siga en la moneda única europea. Para los españoles, la crisis griega está teniendo un impacto muy superior al de otros episodios financieramente críticos. La retransmisión en directo del día a día griego en el que se ha comprobado la tranquila pero hondísima preocupación de los helenos alineados disciplinadamente ante los cajeros de las calles de Atenas ha “vacunado” -según expresión literal de un importante sociólogo- a los españoles de la posibilidad de optar en las proporciones que podrían pensarse por fuerzas políticas similares a la que encabeza Alexis Tsipras. Es decir, Podemos ha perdido fuerza con la crisis griega en cualquiera de los supuestos que puedan darse este fin de semana: bien por una salida helénica del euro, bien por su permanencia con aceptación de un duro programa de ajustes.

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