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Es la impunidad
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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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Es la impunidad

No se deterioran todas las instituciones de un país al mismo tiempo por una crisis económica. El problema estriba en que la impunidad, incrustada en todos

No se deterioran todas las instituciones de un país al mismo tiempo por una crisis económica. El problema estriba en que la impunidad, incrustada en todos los ámbitos de poder, nos está conduciendo al grado cero de la política, entendida como vida pública. Nada queda a salvo de la impunidad: desde la corrupción hasta el independentismo catalán, pasando por el declive del PSOE, la falta de competitividad empresarial, el copago farmacéutico, la entrada de Bildu en el Parlamento vasco, los desahucios, los presupuestos del Estado o el paro.

Véanlo de cerca. La corrupción ha sido estimulada por la cultura imperante en los partidos viejos de tomar sólo una medida contra los corruptos: pagarles el abogado y defenderlos en público. Si alguno resulta condenado, en su momento se aplicará el indulto. En cuanto al independentismo, constituye la gran marcha hacia la irresponsabilidad de Mas. Después de dos años cerrando quirófanos, ¿qué mejor que envolverse en la senyera para explicar la maldad de los demás, aquellos que te niegan un referéndum?

Los ciudadanos viven en el mundo real, donde los actos tienen consecuencias. El poder habita el círculo de la impunidad, que sólo resulta asfixiante para quienes quedan fuera. Para el poder, la impunidad es el oxígeno que respira: una burbuja de seguridad y autocomplacencia donde perpetrar apaciblemente sus actos, sin ser molestado por las leyes o las protestas de la calle.Respecto al PSOE, a nadie le pasa desapercibido que siguen en su cúpula los mismos que comenzaron la ruina del país y el descenso por la pendiente de los recortes antisociales, de ahí los resultados electorales nefastos. Al parecer, nadie encuentra motivos para dimitir. Lo mismo cabe decir, por otra parte, de la mala gestión empresarial: los despidos masivos, los EREs y las caídas bursátiles no son fracasos, sino éxitos. De ahí que los consejeros de las empresas del Ibex-35 hayan visto aumentar sus retribuciones un año más. Y van… Entre el bonus y la dimisión, lo tienen tan claro como los directivos de las cajas: siempre optan por la impunidad dorada.

Qué decir de Bildu en el parlamento vasco: ¿usted tuvo alguna relación con ETA, formó parte de su entramado o la amparó? Afortunado de usted si lo hizo, porque el Tribunal Constitucional lo olvidó, así que puede usted tranquilamente desmemoriarse y animar a sus amigos a votarlos como si fueran gente respetable. Casi a la misma hora que el carcelero de Ortega Lara se iba a su casa, el ministro de Hacienda presentaba unos presupuestos cuyas cifras no cree nadie, desde el último perroflauta hasta el FMI. ¿Habrá de rendir cuentas por engañar a todos? No. Ovación torera la que se llevó en el Congreso.

Por último, pensemos en el copago farmacéutico, el paro y los desahucios: le sirven al poder para recordarnos que el círculo de la impunidad es un coto privado. Usted y yo no pertenecemos a él. Como consumimos medicamentos a capricho, merecemos un castigo: a pagar tocan. Al que se compró una casa por encima de sus posibilidades, le echan a la calle sin contemplaciones. Y en cuanto a los parados, ya se ha restringido el Plan Prepara (los famosos 400€) para azuzar a esos malandrines que se resisten a trabajar, los muy vagos.

No se deterioran todas las instituciones de un país al mismo tiempo por una crisis económica. El problema estriba en que la impunidad, incrustada en todos los ámbitos de poder, nos está conduciendo al grado cero de la política, entendida como vida pública. Nada queda a salvo de la impunidad: desde la corrupción hasta el independentismo catalán, pasando por el declive del PSOE, la falta de competitividad empresarial, el copago farmacéutico, la entrada de Bildu en el Parlamento vasco, los desahucios, los presupuestos del Estado o el paro.