Es noticia
Desnudarse
  1. España
  2. Palabras en el Quicio
Irene Lozano

Palabras en el Quicio

Por

Desnudarse

Un diputado comenzó a desvestirse -desnudarse hubiera sido demasiado- mientras formulaba su pregunta de miércoles a Rajoy. Se quitó la chaqueta y la corbata, comenzó a

Un diputado comenzó a desvestirse -desnudarse hubiera sido demasiado- mientras formulaba su pregunta de miércoles a Rajoy. Se quitó la chaqueta y la corbata, comenzó a desabotonarse la camisa, bajo la cual aparecía la camiseta antidesahucios... El presidente del Congreso, Jesús Posada, con voz de oso recién amanecido de hibernar, le advirtió: si sigue así, tendré que retirarle la palabra.

Qué extrañeza: ¿por qué retirarle la palabra si lo que estaba empleando mal era el cuerpo? De hecho, el propio diputado había restado toda relevancia a su discurso al ejecutar la performance que le convertía en hombre-anuncio y hacía de la imagen el mensaje. Que Posada le quitara la palabra no le debió de preocupar mucho. Probablemente temía más una reconvención imposible, pero más ajustada a la realidad. Algo así como: señor diputado, si no deja de desvestirse, ordenaré que dejen de enfocarle las cámaras.

Cada vez que un diputado y un medio de comunicación llegan a una transacción respecto a sus respectivas ganancias, muere un poco de información y muere un poco de política, porque la palabra apela a la racionalidad, y la imagen a la visceralidadPor supuesto, diez minutos después del incidente, ya estaba la foto de aquel conato de striptease en las portadas digitales. Pensé si el diputado había lanzado el anzuelo y los medios habían corrido a morderlo, o bien, dada la conocida predilección de los medios por el espectáculo, si era el diputado quien había corrido tras el señuelo de cinco segundos de gloria. La transacción, en todo caso, culminó así: él tuvo su foto, ellos sus audiencias. El hombre-anuncio ganó relevancia mediática; los medios, visitas, es decir, anunciantes. Y todo siguió su curso.

No es que una tenga nada en contra del espectáculo. De hecho, creo que un intercambio dialéctico afilado puede ser tan espectacular como un combate de esgrima. También la poesía parlamentaria puede ser un arma cargada de futuro. Pero estoy en contra de que el espectáculo ansiado por los medios se reduzca a lo visual. Por más que se empeñe quien quiera, en una pregunta al presidente, en la defensa de una proposición de ley o en una comparecencia de un ministro, nunca podrá producirse un gran espectáculo visual. Cada vez que un diputado y un medio de comunicación llegan a una transacción respecto a sus respectivas ganancias, muere un poco de información y muere un poco de política, porque la palabra apela a la racionalidad, y la imagen a la visceralidad.

Un diputado comenzó a desvestirse -desnudarse hubiera sido demasiado- mientras formulaba su pregunta de miércoles a Rajoy. Se quitó la chaqueta y la corbata, comenzó a desabotonarse la camisa, bajo la cual aparecía la camiseta antidesahucios... El presidente del Congreso, Jesús Posada, con voz de oso recién amanecido de hibernar, le advirtió: si sigue así, tendré que retirarle la palabra.