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Rajoy o la fuerza de la retirada
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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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Rajoy o la fuerza de la retirada

Cuando el presidente del Gobierno abre los ojos cada mañana, tiene un pensamiento, aunque ustedes no lo crean. Invariablemente su disposición matutina es la misma: veamos

Cuando el presidente del Gobierno abre los ojos cada mañana, tiene un pensamiento, aunque ustedes no lo crean. Invariablemente, su disposición matutina es la misma: veamos cuántas veces puedo rendirme hoy. A partir de ahí, su jornada consiste en asegurarse de que no desaprovecha la ocasión. En una semana normalita como esta, puede llegar a desistir de un principio, una necesidad, un derecho y una competencia.

Su espíritu de capitulación no discrimina, como se puede observar en estas dos historias. La primera concierne a China, cuyas vulneraciones de Derechos Humanos en el Tíbet están siendo investigadas en la Audiencia Nacional, gracias a la querella presentada por el ciudadano hispano-tibetano Thubten Wangehen y otros defensores del Tíbet. Hace unos meses la Audiencia dictó orden de busca y captura contra cinco gerifaltes chinos, incluido el expresidente y el ex primer ministro, por estos hechos, y a la autocracia china le supo mal. Cuando el Gobierno les explicó que no puede interferir en decisiones judiciales porque en España existe separación de poderes, el régimen chino no lo entendió. Es lógico: a las tiranías les cuesta entender los conceptos troncales de la democracia.

¿Qué creen que alegó Rajoy por boca del ministrísimo Margallo ante esta incredulidad china? Me barrunto que fue algo así: “Pues yo tampoco lo entiendo, francamente, qué tontería es esta de la separación de poderes”. A día de hoy ya tenemos en el Congreso una proposición de ley presentada por el Grupo Popular –para que quede claro que está sometido al Ejecutivo– en la que el Gobierno se arroga de forma asombrosa la facultad de sobreseer este caso –o sea, imponerse al poder judicial–. Sí, como lo oyen. No sólo elabora una ley ad hoc, ignora los órganos consultivos y hace trizas la separación de poderes; además, viola también la gramática pues, en la jerga jurídica de un país democrático, nunca el sujeto de un verbo como “sobreseer” puede ser “el Gobierno”.

Da igual el porqué si el resultado contribuye a esa lenta y persistente renuncia del Estado, la ley, la democracia

Ahora los chinos lo entienden todo. Habrá quien piense que la claudicación resultaba inevitable: al ser China el segundo tenedor extranjero de deuda española (con un 20% del total, unos 80.000 millones de euros), podía hacer mucho daño a nuestro país. Sin embargo, este razonamiento puede igualmente ser regla o excepción, como demuestra el segundo caso que les relato.

El Ayuntamiento de Barcelona ha puesto a disposición de la Generalitat el censo municipal para la consulta soberanista. La privacidad de los ciudadanos y el derecho de los municipios –que son los custodios de esos datos– han sido tranquilamente apisonados por el Ayuntamiento, ya que está en juego el objetivo supremo de la construcción nacional. ¿Han oído ustedes al Gobierno recordarle al alcalde de Barcelona que eso no es legal? La Ley de Bases de Régimen Local es clara en su artículo 16.3: “Los datos del Padrón Municipal se cederán a otras Administraciones públicas que lo soliciten sin consentimiento previo al afectado solamente cuando les sean necesarios para el ejercicio de sus respectivas competencias, y exclusivamente para asuntos en los que la residencia o el domicilio sean datos relevantes”. Como la celebración de la consulta no es competencia autonómica, cederlos es ilegal. También en este asunto el presidente se apresta a no desperdiciar una ocasión dorada de rendirse. Nadie en el Gobierno dice una palabra, nadie recuerda a los ayuntamientos que existe la ley. ¿Para qué? Son ganas absurdas de ganar una batalla y dejar claro, con los hechos, que la consulta es ilegal en todos los sentidos, también en este.

Con los chinos porque son acreedores, con la Generalitat porque es deudora. Con los chinos, porque prestan al Reino de España; con la Comunidad Autónoma catalana, porque recibe dinero del Estado central a través del FLA. Da igual el porqué si el resultado contribuye a esa lenta y persistente renuncia del Estado, la ley, la democracia. Rajoy pasará a la historia como el hombre fuerte de la retirada.

Cuando el presidente del Gobierno abre los ojos cada mañana, tiene un pensamiento, aunque ustedes no lo crean. Invariablemente, su disposición matutina es la misma: veamos cuántas veces puedo rendirme hoy. A partir de ahí, su jornada consiste en asegurarse de que no desaprovecha la ocasión. En una semana normalita como esta, puede llegar a desistir de un principio, una necesidad, un derecho y una competencia.

Mariano Rajoy Generalitat de Cataluña