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Un rey para los republicanos
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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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Un rey para los republicanos

Si alguien no quiso ver ayer la carga de profundidad contenida en el discurso que Felipe VI pronunció ante las Cortes, allá él: la realidad se

Si alguien no quiso ver ayer la carga de profundidad contenida en el discurso que Felipe VI pronunció ante las Cortes, allá él: la realidad se lo llevará por delante (espero que sean unos cuantos y caigan cuanto antes).

Este Rey nunca apuntaría en su diario "rien" el día de la revolución, como hizo Luis XVI. Antes al contrario, demostró con sus palabras ser muy consciente de la grave crisis política e institucional que aqueja a España. Me atrevo a decir que, si quien lleva las riendas del Gobierno tuviera la visión de país y de futuro que él exhibió ayer, podríamos estar algo más tranquilos. El Rey va a poner su soft power al servicio del país.

No nos sobra gente en España dispuesta, como él se mostró ayer, a "escuchar, comprender, advertir y aconsejar". En la política española aún hay muchos convencidos de que su deber es hablar. Por no haber escuchado a la ciudadanía se ven como se ven, pero siguen pensando que la política es bla, bla, bla. Felipe es consciente de que los españoles hoy necesitan ser escuchados. También sabe que debe ganarse su lugar, más aún por cuanto que él ha de enjugar ese pecado original de no haber sido elegido en las urnas.

Como nadie lo ha votado, ve con claridad que debe mantener la oreja pegada a la realidad y conquistar a una ciudadanía escéptica de todo lo que suene a poder o institución. Me emocionó que citara a nuestro viejo Don Quijote para evidenciar su conciencia de que el valor de un hombre lo tiene por lo que hace y no por lo que es. Estas palabras, en boca de un Rey, no se deben echar a humo de pajas.

Pero vean los vericuetos extraños que toma la realidad: una gran parte de la clase política está putrefacta por confiar en que las urnas les daban la legalidad y la legitimidad: teniendo el voto, pensaban, por qué preocuparnos de los ciudadanos. El rey demostró ayer que, al no tener los votos, va a trabajar cada día por ser útil.

¿Y haciendo qué? Lo dijo claro en un discurso que sonó a cambio de régimen, más que de rey.

Repitió varias veces los conceptos de renovación, transformación y cambio, habló de nuevos tiempos. La nueva etapa, a su juicio, debe estar marcada por "la separación de poderes", el "cumplir las leyes", el "profundo cambio de muchas mentalidades y actitudes". Habló de renovar la corona, habló de transparencia, de ejemplaridad, de los valores éticos en la vida pública. Destacó la importancia de proteger el medio ambiente y me emocionó especialmente su visión de España en el continente: en otro tiempo, Europa era "nuestra aspiración", dijo; ahora "nuestro deber es ayudar a construir una Europa fuerte, con cohesión social". Al fin, alguien con poder no se resigna a que descartemos a una generación de jóvenes desempleados.

Felipe VI ha viajado y eso le va a salvar. Ojalá nos salve a todos del provincianismo asfixiante. Cuando le miré a los ojos en el besamanos, no me quedó ninguna duda de que tiene ganas de pelear por su país. Tal vez la historia nunca se repita dos veces pero, como dijo Philippe Nourry de su padre, Felipe VI demostró ayer que él también es "un rey para los republicanos". Y que va a echar el resto para conquistar el corazón y la cabeza de todos los ciudadanos.

Si alguien no quiso ver ayer la carga de profundidad contenida en el discurso que Felipe VI pronunció ante las Cortes, allá él: la realidad se lo llevará por delante (espero que sean unos cuantos y caigan cuanto antes).

Rey Felipe VI