Los escombros del Muro de Berlín

Hace 53 años, miles de soldados soviéticos se desplegaban por Berlín Oriental y comenzaban a construir el inefable Muro que separó a los berlineses. De su caída, están a punto de cumplirse 25 años. Han transcurrido ya para los alemanes casi los mismos años con Muro que sin él, y quizá por eso el historiador Klaus Schröder ha dirigido una investigación encaminada a averiguar qué saben los alemanes de su más reciente Historia.

Las conclusiones resultan sorprendentes, como él mismo explicaba hace unos días en la radio alemana. Lo peor no es que numerosos ciudadanos, y hasta un 20% de jóvenes, estén convencidos de que la Alemania comunista construyó el Muro para contribuir a distender el conflicto Este-Oeste. Resulta aún más revelador que muchos de esos jóvenes piensen que el Muro fue levantado por la Alemania Occidental. Cuando se les pregunta por qué haría la Alemania libre de los años sesenta una cosa así, su respuesta es: para protegerse de los emigrantes pobres de la Alemania Oriental.

Les podrá faltar conocimiento, pero les sobra intuición para ver que hoy la gran frontera del mundo es la desigualdad.

La gente sigue huyendo por miles, del hambre, de la miseria, de la enfermedad. También –nunca cesa– de la persecución por motivos de conciencia: está ocurriendo ahora mismo en Iraq, donde matan a la gente por no convertirse al Islam. Cómo habrá de ser el terror desplegado por el Estado Islámico para que muchos iraquíes, espantados, huyan hacia Siria porque prefieran la guerra.

Hay que alegrarse de que los jóvenes alemanes –y probablemente se puede decir de los europeos en general– tengan esa clarividencia para percibir este mundo global de ganadores y perdedores, separados por sirgas, muros, vallas.

Sólo espero que, cuando a finales de este mes, los gobernantes europeos se reúnan para elegir al nuevo Alto Representante de la Política Exterior de la UE, dispongan de una visión semejante y acierten en nombrar a una persona con ideas y personalidad. Europa está rodeada de miseria y conflictos que nos interpelan. Y que obligarán a los líderes a actuar.