Palo Alto
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Siemens tiene un gafe
La que pasa por ser la primera multinacional del mundo, la teutona Siemens, se ha visto envuelta en medio mundo en escándalos de corrupción política, léase
La que pasa por ser la primera multinacional del mundo, la teutona Siemens, se ha visto envuelta en medio mundo en escándalos de corrupción política, léase de mordidas a políticos por adjudicaciones de contratos (España incluida, of course) que se llevó por delante entre otros a Eduardo Montes, que llegó a ser un capo en Berlín.
La actual consejera delegada de la transnacional, María Rosa García, anda de plató en plató (algunos marginales como el de Ana Samboal) apoyando los recortes del Gobierno a ver si de paso se hace un nombre y consigue que le abran sus despachos los ministros con jurdó.
Debería excitar el celo de sus expertos tecnológicos a ver si inventan algo contra los cacos. Porque hace unos días mientras se apresuraba a dar una charleta en la APIE le birlaron mientras tomaba un café en una cafetería del barrrio madrileño de Salamanca el bolso con el ordenador portátil, Ipod, tableta y demás enseres que una dama de tronío siempre lleva en bandolera.
Los de Siemens creían que con la desaparición del embajador Guido Brunner (convoluto) desaparecerían todos sus males en un país que no abandonaron nunca, ni siquiera cuando la Guerra Civil.
La que pasa por ser la primera multinacional del mundo, la teutona Siemens, se ha visto envuelta en medio mundo en escándalos de corrupción política, léase de mordidas a políticos por adjudicaciones de contratos (España incluida, of course) que se llevó por delante entre otros a Eduardo Montes, que llegó a ser un capo en Berlín.