La tesis desesperada: un Gobierno de coalición

Hace unos meses se compraba a buen precio la tesis política de que con la caída de Rodríguez Zapatero y la consiguiente llegada del PP y de Mariano Rajoy al poder la situación mejoraría ipso facto: renacería la confianza, la inversión, el crecimiento y el empleo.

Sesenta días después no parece ser el caso. Hasta tal punto que se empieza a vehicular la especie (“La situación es desesperada”, se cita en los grandes salones) que resulta imprescindible ir a un Gobierno de coalición desde el que se tomen las decisiones más drásticas para salvar los muebles.

El asunto no es ni baladí ni abracadabrante porque, en situaciones de gran crisis sostenida, puede pasar cualquier cosa y un gobierno de esa índole sería menos grave que los más de cinco millones de parados… y subiendo.

Los expertos monclovitas sostienen que, en el fondo, Rajoy ha conseguido constituir una especie de “entente gubernamental” con Alfredo Pérez Rubalcaba durante el reciente almuerzo que mantuvieron en palacio, puros habanos incluidos.

Esa idea del Gobierno de coalición, e incluso de “concentración”, empieza a oírse de labios muy poderosos e influyentes de todos los sectores que relatan al presidente Rajoy los males sin cuento que se avecinan y describen una situación a final de año semiapocalíptica. De ahí que la movida estudiantil de Valencia haya dejado sin respiración al establishment.