Botín extraña Moncloa… y mucho

Mientras Francisco González (BBVA) no desaprovecha ocasión para poner blanco sobre negro su apoyo al que ya es su amigo personal Mariano Rajoy, el que durante muchos lustros fue el amo del cotarro, Emilio Botín, cargado ya de años y de euros, confirma que, pese a continuar siendo un auténtico poder fáctico en el mundo hispano, con la marcha de José Luis Rodríguez Zapatero ha perdido su condición de gran conducator y asesor áulico del entonces primer ministro por encima de cualquier otro.

El registrador de la propiedad le está demostrando que “no le debo nada”. Además, en el entourage popular no se olvida que si ZP estuvo subido más de lo que debía en el machito, ello se debe sólo y exclusivamente a que contó con el amparo -por delante y por detrás, en lo público y en privado- del siempre controvertido y temido banquero cántabro.

Ahora su posición lo ocupa otro al que siempre despreció por no tener “hechuras” de banquero y al que siempre consideró un remedo de la política con levita financiera. Moncloa tira mucho y más ahora que se han cambiado las alfombras de Ikea por tapices de la Real Fábrica y en donde se han instalado auténticos profesionales del poder con conocimientos de la cosa y vocación de permanencia.

“Aun así, me explica uno de los edecanes de moda por esos lares, don Emilio siempre es don Botín y tendrá entre nosotros el respeto que se merece…”. Todo fluye y todo cambia. Incluso el capo del Santander no pudo cargarse al hijo del pintor de brocha gorda, esto es, a Cristóbal Montoro. ¿Alguien dijo que en España siempre mandan los mismos?