Palo Alto
Por
La reina que llegó del frío cuchillo en ristre
No le costó mucho trabajo convencer a Mariano Rajoy de que debía poner todo el poder del PP –la más formidable
No le costó mucho trabajo convencer a Mariano Rajoy de que debía poner todo el poder del PP –la más formidable organización política de toda Europa por presencia internacional, número de militantes, etc...- en sus manos porque, pese a ser jefa de un gobierno autónomo –el gran argumento esgrimido por Javier Arenas para enviarla exclusivamente a Toledo-, podía dedicar todas las tardes a calentar el despacho en la planta séptima de Génova 13.
Ni coordinador general ni historias. Tres vicesecretarios generales (unos de más confianza que otros) y a correr. El resto de las tareas, a su equipo personal y a los funcionarios de toda la vida, si aceptan, claro está, su mando y su orden de combate.
Su historia política personal tiene que ver poco con los ancestros del PP/AP, algo que tenía muy mosqueados a los más antiguos del lugar. Por eso se apuntó un gran tanto entre el sector más añejo del partido –el macizo de la raza que siempre miró con prevención y de reojo a la ambiciosa y determinada “dama de rojo” por muchas cosas- cuando, en el reciente congreso de Sevilla, pilotó como conductora en off el histórico documental sobre el presidente/fundador, reivindicando todo el legado de Fraga.
Ahí está la joven Cospedal, vivita y ejerciendo, sin cortafuego alguno, aunque se le reprocha mutatis mutandis, y siempre con sordina, el mal trato dispensado a algunas de las figuras claves durante los últimos cuatro años de travesía del desierto en el PP. ¡Nada que no se pueda arreglar…! Dicen.