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‘Making of’ del “enigma Arriola”
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Graciano Palomo

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‘Making of’ del “enigma Arriola”

La polvareda levantada a propósito de la conversación del gurú Arriola con este columnista sólo se puede entender si la fuente resulta ignota y el mensajero

Foto: ‘Making of’ del “enigma Arriola”
‘Making of’ del “enigma Arriola”
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La polvareda levantada a propósito de la conversación del gurú Arriola con este columnista sólo se puede entender si la fuente resulta ignota y el mensajero nada tiene que ocultar.

“¿Por qué Pedro ha decidido abandonar las sombras, Graciano?”, inquiere, ávido, un importante personaje monclovita que habla inglés y que, a su vez, también se mantiene en la desenfilada arropado por la larga sombra del Presidente y con una cuota de poder fáctico de lo más decisiva.

-No tengo ni idea, aunque sí percepciones…, respondo.

La primera y más importante de ellas es que PA está a punto de cumplir 64 años, tiene la luz y el agua pagadas, es un tipo muy inteligente y, como tal, sabe que la leyenda montada respecto a sus capacidades rasputinianas debe ser corregida magnis itineribus. Porque es un hecho cierto que sus dos clientes han sido conducidos a la tierra prometida, le guste o no a ese sinsorgo de Luis Arroyo (exjefe de gabinete de la Vicevogue y consultor de La Chacón), que no le llega al susodicho ni a la suela del tacón.

El secreto de Arriola es que no hay enigma y que se trata, sencillamente, de un profesional que tiene a un expresidente y a otro en ejercicio como clientes. Punto y pelota. Entre personas que creen en la libertad, el hecho de que sea marido de Villalobos es tan irrelevante como que cobre o deje de cobrar un millón de euros al PP.

Lo relevante es que el presidente compra su mercancía y que figuras tan señeras del poder actual como Cristóbal Montoro, el inevitable José Ignacio Wert o el eléctrico Pepe Folgado, entre otros, le deben sus carreras a PA.

“Lo que ha sacado de quicio a determinadas ambiciones políticas que no han cuajado”, me explica un ministro ejerciente, “es que Arriola te haya dicho que la selección en política es darwiniana y que al final llegan los que tienen que llegar”. ¿Acaso no es así?  

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La polvareda levantada a propósito de la conversación del gurú Arriola con este columnista sólo se puede entender si la fuente resulta ignota y el mensajero nada tiene que ocultar.