El barco de Janli continúa a la deriva

¡Sic transit gloria mundi! Juan Luis Cebrián, alias Janli, el todopoderoso expendedor de patentes democráticas durante los largos años de la Transición, empieza a recoger sus frutos.

¡Qué tiempos aquellos cuando Cebrián se permitía el lujo de masacrar sin piedad a Adolfo Suárez, despreciar hasta el paroxismo a Leopoldo Calvo Sotelo y dictar la lección a Felipe González! Luego llegó Aznar, que le plantó cara, y sólo pudo vengarse tras el 14-M.

Zapatero intentó jugársela, sintió la espuela aguijonada del poder constituido (Roures y su cadavérica multimedia, vía Luis Fernández), y finalmente lo intentó todo con Mariano Rajoy, vía Polanco. Cebrián y Rajoy se quieren pero no se fían; y eso que el catalán Jorge Moragas es más largo que un día sin pan y adora la vitola de centrista puro.

Los fríos datos del BEMV no dejan lugar a dudas. El Grupo Prisa va a dar entrada en su capital a sus acreedores para afrontar el pago de una deuda de 3.500 millones de euros. Miren su evolución en Bolsa y ustedes coligen: sus acciones llegaron a cotizar a 29 euros, justo antes de entrar en el Ibex. Hoy valen un euro.

Ya nadie duda de que Prisa tendrá que vender Santillana y su participación en Telecinco. Su deuda es como el leviatán: todo se lo come. El aquelarre de la autoprogre Monserrat Domínguez (Huffington Post) tampoco parece que vaya a sacarles del agujero.

En su día, Cebrián y sus cuates ya fueron salvados por César Alierta y Luis Abril, a los que probablemente nunca agradecerán lo suficiente sus desvelos. Pero el ‘joven Janli’ sigue facturando millones por sus pesquisas, en su cuenta personal se entiende. Aunque haya quedado para llevarse colgada del brazo a María Dolores de Cospedal al club Bilderberg.

¡O témpora o mores!