Los jueces rojos se devoran entre ellos

Si les digo que se llama Perfecto y se apellida Andrés probablemente se queden en blanco porque su especialidad siempre ha sido firmar sentencias tamizadas y fuertemente politizadas. Pues bien, es magistrado del Tribunal Supremo y uno de los ideólogos de siempre de la asociación progre (dicen) Jueces para la Democracia, pero también se podría afirmar que se trata de un sindicato pesebrero y subvencionado.

Pues bien, Andrés y un tal Baltasar Garzón, muy rojos ellos (al menos de eso presumen) siempre se han disputado el liderazgo, aunque de forma distinta, de la izquierda judicial. El primero de forma embozada, oscura. El segundo ya saben ustedes de qué va: luces, cámaras, oropelito, farsa…

Andrés (jaleado por el diario El Mundo) puso freno a su adversario en el reciente cónclave de la asociación JpD cortando de raíz cualquier iniciativa tendente a la petición de indulto para el ex juez jienense que vuelve a meditar el regreso al ruedo político… si es que alguna vez se fue de él.

Perfecto Andrés es otro de los que aspira (me han asegurado que fue militante del PCE de Santiago Carrillo pero yo no puedo certificarlo) a suceder a Carlos Dívar. Lo curioso del caso es que en la liquidación del blandito presidente del CGPJ y del Supremo, ambos vuelven a coincidir hasta el punto de que voces dentro del Consejo insisten en que José Manuel Gómez Benítez, íntimo de Garzón, es el instrumento afilado para apuñalar al sospechoso y sospechado Dívar que vive sus últimas horas como jefazo rodeado de facturas de restaurantes y copitas sureñas.