Cuando los ‘hombres de negro’ quisieron entrar en La Moncloa

-“Tendré que contratarte, Graciano, cuando escriba mis memorias…Te puedo asegurar que será un ‘best seller’… ¡Ni te imaginas lo que es esto! Le regalo el cargo a quien lo desee…”

No hace más de 60 horas que esta afirmación salió de la boca de un ministro(a) a propósito de las nuevas y aplastantes jornadas financieras que tienen por objetivo reducir a pavesas la soberanía, el presente y el futuro de este viejo, cuarteado y sufrido país que todavía llamamos España.

-Pero, ¿no habíamos quedado que tras lo del sábado 9 (100.000 millones) todo estaba arreglado y chapoteando en liquidez?

-¡Eso creíamos… Por eso el presidente se fue a Polonia… No acertamos a entender, más allá de Grecia y Bruselas, lo que está ocurriendo…”

Lo que el colaborador de Mariano Rajoy pretendía transmitirme –es prudente, of course, si no no estaría trabajando con el gallego, pero jamás le he pillado en una mentira y le conozco desde hace lustros- es que ‘los hombres de negro’ (Montoro dixit) pueden entrar por la ventana del palacio de la Moncloa “a cualquier hora de cualquier día” y esto es lo que realmente “nos tiene a todos en un sinvivir…”.

-La gente no sabe exactamente lo que significa que aterricen con nocturnidad y una cierta alevosía los cobradores del frac... -insiste mi ministro(a) preferido-.

-¿Y qué significa exactamente? Porque, que yo sepa los irlandeses, los portugueses y en menor medida los griegos siguen comiendo todos los días…

-¡No jodas! Han dejado de existir como países soberanos, las pensiones están en el aire, la sanidad tendrá que reducirse, etc, etc…

En ese momento empezó a sonar compulsivamente el iPhone del alto cargo.

-Señor ministro(a)… ¡Aquí Gabinete…!