El PP asesinó al padre y ardió Génova

“Con la liquidación y muerte política de Rodrigo Rato tras la nacionalización de Bankia matamos nuestro principal icono económico… Y dejamos a nuestra gente sin referencia… Lo hemos hecho mal, muy mal, jodidamente mal y esto ha dolido a nuestras bases…”.

No habla de esta guisa uno de los muchos deudos del exvicepresidente en el Partido Popular; ni siquiera un dirigente de su generación, no. Así lo estima un recién llegado al timón de la nave conservadora. ¿A quién acusan? A Guindos. Nadie puede entender la inquina del titular de Economía contra su antiguo jefe.

-¿Se trataba de matar al padre?, pregunta el periodista.

-Probablemente… Cosas propias de la condición humana.

El hecho cierto es que la principal referencia del PP en materia económica fue dinamitada al amanecer y sin contemplaciones, entre el estupor en la sala de máquinas de Génova 13 que recibía ipso facto el clamor de las olas que rompían en la Oficina Central de la derecha.

Y ahora, ¿qué hace Rato? Nada. Ni siquiera lee la orgía de informaciones que le afectan y que tiene que ver con su nueva situación de denunciado penalmente. Ha renunciado a sus 2,8 millones de euros de indemnización mientras retoma la relación con los amigos de toda la vida (los políticos le han abandonado públicamente), se hace los chequeos médicos pendientes y sigue con interés hasta el campeonato las “pequeñas cosas” que se te escapan cuando estás en el machito; por ejemplo, ver relajadamente la Eurocopa o las carreras de motos que todavía sigue patrocinando la arruinada Bankia.

Lo que le saca de quicio es que le metan en la privativa lista de “delincuentes financieros” o aprovechados políticos de las cajas de ahorro que llegaron a los consejos de administración sin saber que dos y dos suman cuatro. ¡Se le llevan los diablos!

-Sólo falta que me hagan a mí lo mismo que a Dominique Strauss-Kahn…