La crisis hace que España sea un inmenso casino

En España se jugaron el pasado año 30.000 millones de euros por todos los conceptos. Todos los subsectores -menos el bingo- crecieron pese a la crisis o quizá con la crisis. Es verdad que se detecta un crecimiento importante en el juego online -sobre todo en póker-, pero todavía el juego presencial es infinitamente superior. Ya veremos cuándo Telecinco, Antena3 y Unedisa pongan a funcionar a todo trapo sus concesiones para implantar juegos de apuestas en sus operadoras televisivas.

Lo que realmente está creciendo desmesuradamente son lo salones de juego en todo el territorio nacional, así como los locales de apuestas deportivas, un sector en el que no había tradición en España. El gran beneficiado es Montoro (como ministro de Hacienda), con una fiscalidad por encima del 50% y las CCAA, algo que saca de quicio a los empresarios del sector que claman en el desierto y que pone en cuestión los pozos de petróleo que eran –hasta la fecha-, por ejemplo y sin ir más lejos, los casinos del Puerto Olímpico (Barcelona) o Torrelodones en Madrid, siempre según la documentada exposición de Eduardo Antoja, por una parte, y del abogado José Sánchez–Fayos, por otra.

Otros cien mil puestos de trabajo directos e indirectos están en “juego”. El personal prefiere ya jugar desde su casa a través del ordenador. A todo hay quien gana. Porque frente a los 30.000 millones de euros que tiene tabulados el nuevo director general de Juego del Ministerio de Hacienda, Enrique Alejo, a quien Cristóbal Montoro ha encargado pasar el cepillo con ocasión o sin ella.