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A propósito de COPE: de aquel email a estos proyectos
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Graciano Palomo

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A propósito de COPE: de aquel email a estos proyectos

Hay ocasiones en la vida del escribidor en las que las palabras tienen aún mayor valor, y eso que estamos en una coyuntura donde parece dar

Hay ocasiones en la vida del escribidor en las que las palabras tienen aún mayor valor, y eso que estamos en una coyuntura donde parece dar igual "arre" que "ochenta". ¡Oiga, no!

Por eso me ha dolido extraordinariamente (¡de verdad que lo siento, no estoy en este chollo para ofender a nadie!) que los tres más altos ejecutivos de COPE -el consejero delegado Rafael Pérez del Puerto y los directores generales Julián Velasco e Ignacio Armenteros- entendieran que yo estaba poniendo en una pica su honorabilidad hace unos días, cuando di cuenta de la existencia de un email anónimo que alguien (de la casa) está tabulando con aviesas intenciones.

Nunca escribí eso. Es verdad que utilizar palabras gruesas en un contexto concreto y revuelto puede dar lugar a equívocos; equívocos con los que, cuando afectan a la dignidad de las personas, hay que ser especialmente cuidadoso. Dicho de otra manera: ni era mi intención arrojar basura sobre unos comportamientos profesionales ni tengo dato alguno que me permita colegir, más allá del socorrido dime y direte que abreva por doquier aun en casas tan pías como COPE, que los señores anteriormente citados hayan hecho caso omiso de las buenas prácticas. Mientras no se demuestren lo contrario son gente cabal, sólida profesional y humanamente exportables.

Escrito queda. Pero lo sustancial en una cadena (con una situación financiera saneada y comercialmente muy activa) con tantos años y con tanta penetración en la sociedad española es el nuevo impulso que Fernando Giménez Barriocanal quiere darle, básicamente para captar a las nuevas generaciones haciendo un radio más joven y con menos olor a naftalina. Por de pronto, comprobar que el gran fichaje deportivo es una operación audaz y perfectamente ejecutada, un éxito gracias al cual COPE sigue siendo COPE y no tiene que despedir a nadie.

Siento muchísimo que mi viejo amigo abulense César Lumbreras, más listo, rápido y mordaz que los aguiluchos que surcan los altos cielos de la Santa, no tuviera el éxito que yo mismo presuponía; lo de Buruaga era algo que todo el mundo descontaba. La noticia hubiera sido que hubiera tenido audiencia.

Una vez me dijo un joven alcalde del PP en el inmortal Silos, al que su padre Emeterio le había enseñado a escuchar COPE como si fueran los maitines de los monjes del retirado don Clemente, que tenía un grande dilema: dejar de escuchar COPE o abandonar el PP, dos cosas grandes para el munícipe.

Hace unos días, acompañado por Esteban González Pons, nos acogió en su Tres Coronas.

-¡Qué Eme, pregunté, cómo va lo de la COPE…?

-Bien, bien, contestó, ya no está Federico…!

Hay ocasiones en la vida del escribidor en las que las palabras tienen aún mayor valor, y eso que estamos en una coyuntura donde parece dar igual "arre" que "ochenta". ¡Oiga, no!