Arenas ya está aquí: ¿cerca del presidente?

Negar que Javier Arenas es un animal político en toda la regla es como decir que Rouco no cree en Dios. Le he visto estos días muy cerca de su jefa, María Dolores de Cospedal, pero la cuestión es si, pasado un tiempo, seguirá al lado de la manchega o de quien ha dicho que lo quiere cerca, es decir, el presidente.

Me consta que a estas alturas de su vida política, el sevillano ha visto de todo y ha pasado por todo. No tuvo inconveniente –después de haber sido ministro, vicepresidente del gobierno y secretario general- de remangarse y bracear en las bravas aguas andaluzas donde, pese a todo, logró la primera victoria electoral del centroderecha en aquel predio tan singular. De modo que tampoco se le caen los manguitos por servir a las órdenes de una mujer que fue su subordinada y que ha conseguido con mérito encaramarse a la jefatura fáctica del Partido Popular.

No es esa la cuestión. La debilidad de Mariano Rajoy por Arenas no es un secreto para nadie. Valora en el sevillano su cintura política, su habilidad suprema para hacer de la necesidad virtud y su capacidad innata para huir de la bronca personal en política. Y, además, sabe vender.

De modo y manera, queridos amigos, que sigan la pista a don Javier que lo mejor está por llegar. ¿Dónde y por dónde? Susurrando al oído del César y… comunicando, comunicando.