El jefe de la Casa del Rey arropa al secesionista

Rafael Spottorno, un funcionario de La Zarzuela con cara de funcionario, familiar lejano de Ortega y Gasset (Delenda est monarchia), a la sazón jefe de la Casa de SM, se presentó con su coche oficial en el Hotel Ritz para escuchar la lección política que el jueves 13 de septiembre iba a pronunciar el president de la Generalitat, Artur Más, unas horas después del rally independentista consumado en las calles de la inmortal ciudad de Barcelona.

Creer que Sppotorno se presentó allí de motu proprio es algo que ni se le ocurre pensar al más tonto de Villanúa, y en ese predio hay unos cuantos.

El “problema catalán” siempre se ha contemplado en Somontes como un asunto prioritario, porque son conscientes de que el descuajeringue de España lleva aparejado ipso facto la caída del régimen y que el Rey y su familia tendrá que pedir acomodo en los aposentos londinenses de Constantino de Grecia.

De ahí que don Juan Carlos siempre haya tenido especiales miramientos con los mandatarios catalanes, ya fuera Pujol, Montilla, Mas, Puigcercós o aquel presidente del Parlament del faraónico Audi tuneado. Pero en esos tiempos no se atrevían a pedir lo que ahora exigen manu militari.

Resulta que el Gobierno, los empresarios, los intelectuales y hasta los artistas universales dan la espalda y rechazan el movimiento secesionista (por demodé más que nada) y el máximo poncio de la Jefatura del Estado le baila el agua haciendo visible su presencia “sorprendente y sorpresiva”, máxime cuando jamás asiste a ninguno de estos saraos financiados por el Ibex.

¡Ayuso se te amontona el trabajo!