Fedea & Company quieren liquidar al presidente

Luis Garicano, que luce tarjeta de catedrático de la muy Fabiana London School of Economics (eso por estos lares impone mucho), acaudilla una tropa de economistas de élite que pretende implantar en España la conocida como “solución Monti”, esto es, un Gobierno de tecnócratas puro y duro, como aquel que se inventó Franco (salvando las distancias, of course) para sacar a España de la polilla. La idea básica es que “no queremos volver a los años 50”. Me apunto, ¿quién no?

Sus escritos en el diario El País son inequívocos al respecto, tanto a título individual como los que suscribe con otros colegas. Garicano es doctor por la Universidad de Chicago  (1988) y dicen que tiene algún predicamento entre la “economía real” española y, muy especialmente, la financiera.

Dado que los españoles estaban tumbados conscientemente en la playa el 20 de agosto, la mayor parte no se enteró de un artículo que el susodicho Garicano, junto con Jesús Fernández Villaverde (Universidad de Pensilvania), publicó el pasado 20 de agosto en Financial Times en el que, básicamente, exigen a Mariano Rajoy que ponga en marcha las reformas exigidas en el MoU (Memorandum of Understanding) y, de paso, le recuerdan su tendencia a “dejar que las cosas se resuelvan por sí solas”.

Si se analiza con una cierta profundidad lo que Garicano & Company vienen reclamando desde su auctoritas de profes en el mundo anglosajón, se podrá concluir algo concreto: piden, quieren, desean, anhelan, persiguen (por cuenta propia o ajena) que el ganador de las últimas elecciones generales, y presidente del partido mayoritario, haga mutis por el foro y deje al frente del poder español a una persona de cabeza de huevo que nos saque del hambre. Así la cosa, sólo recordar que a lo largo de mi ya dilatada vida profesional he visto muchas operaciones de salón.

Yo no conozco a los interfectos. Pero tengo para mí que en síntesis, por corto y por derecho, lo que vienen a proponer al pueblo y a la opinión pública es esto: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

Para empezar, señores cátedros, lo que deberían saber es quién es y cómo se las gasta, sin gritos y sin aspavientos, el hombre al que el pueblo español (soberano y consciente) eligió para pilotar su destino actual. Pero, en fin, creemos en la libertad.

¡Adelante, pónganle en la calle… si se atreven y pueden!