La inacabada e inconclusa historia de la derecha mediática a punto de parir

Poco antes de que una pequeña porción del país se lanzara, flotador en ristre, a conocer el sabor de la arena playera, el runrún inevitable en los salones de la Corte (cada vez menos corte y más villa) apuntaba a que los tres grupos periodísticos más importantes de España, que se ubican editorialmente en el centroderecha, podrían suscribir un acuerdo encaminado a garantizar su supervivencia.

Pero el baile suele ser cosa de dos. Porque los tríos son raros y tienen que producirse muchas concomitancias.

La cuestión que sobrevuela el Madrid exclusivo es si Vocento (ABC) se fusiona con UNEDISA (El Mundo) como, al parecer, desea el reciente consejero delegado, Luis Enríquez (quien fue cooptado en su actual empleo porque su jefe en UNEDISA, Antonio Fernández-Galiano, fue convencido por los mayoritarios dueños italianos de que no se levantara de la silla), o si, por el contrario, el partenaire ideal para la atormentada casa de Avenida de América es el Grupo Planeta, léase La Razón.

Hay demasiadas cuerdas para este violín y, como dice el manido dicho político, la necesidad hace extraños compañeros de alcoba.

Lo que me aseguran, desde luego no cañas movidas por el viento, es que las negociaciones a tres -es decir, uno con otro y luego el que viene- están a toda máquina. Siempre dando buena cuenta, oiga, a la señora de Moncloa, que los gobiernos por estos lares, aún tratándose de operaciones empresariales estrictamente privadas, siempre han tenido mucho que decir; es más, en ocasiones (la mayor parte), son decisivos.

Las cuestiones ad hominem, tratándose de cosas del comer, son superables y los egos acendrados (que existen) quedan en la cuneta agostándose.