¡La de Dios era el palco de Florentino!

Mi amigo y presidente, José Antonio Vera, quizá el mayor acierto del gobierno Rajoy en tema de medios públicos, me había citado para asistir al palco del estadio Santiago Bernabéu a propósito de la visita champions del Manchester City, otro de los grandes clubs británicos con turbante.

¡Qué poderío! Empresarios de postín y otros de pega; políticos en ejercicio y retirados, exministros a gogó y por partida triples, otros con mamandurria (el atrabiliario de Exteriores, Garcia Margallo creo que se apellida), periodistas de tronío (también otros que se morirán sin saber hacer un lead), tres cuartas partes del Ibex y todos con muchas ganas de comerse el jamón con el que les brinda Florentino.

No sabía que Elena Valenciano fuera tan forofa porque en ausencia de su jefe, convicto y confeso merengue, se hizo acompañar por el compi Oscar López, cada día más largo.

Una vez oí a un exagerado presidente del gobierno que si no te invitan al palco de Florentino no eres nadie en España. O sea, que ya me puedo morir. Florentino, impasible el ademán, consciente de su poder y su padrinazgo, sólo se inmutó cuando Cristiano le endiño el tercero a los ingleses y después de despedir al broncas Gallagher (Oasis) que había dado un beso –cosas de la cerveza- a un agente de seguridad.      

No sabía yo que José María Michavila, al igual que su colega de antaño, el fiscal Fernández Bermejo (dale que dale a la barra), fuera tan merengue o que la bella mujer de Fernández-Tapias tan forofa. Y me quedé de piedra cuando vi allí al embajador de Estados Unidos, Salomont, dando lecciones de estrategia futbolista.

Lo dicho: ¡la releche!