Es noticia
Los ‘brotes verdes’ del marianismo
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Los ‘brotes verdes’ del marianismo

Me dice el director de periódico más influyente del clan gallego de Moncloa que la cosa empieza a cambiar, “lenta pero inexorablemente”, para bien. En las

Foto: Los ‘brotes verdes’ del marianismo
Los ‘brotes verdes’ del marianismo

Me dice el director de periódico más influyente del clan gallego de Moncloa que la cosa empieza a cambiar, “lenta pero inexorablemente”, para bien. En las arcas del Banco de España comienza a entrar dinero, el déficit público baja y va por buen camino, las exportaciones aumentan ostensiblemente, y el sector privado ha dejado de destruir empleo. Son datos escasos, pero ha sido tanta la sequía durante cinco años que cualquier gota de agua se agradece como si fuera el manantial del Jordán.

Ignoro si, en efecto, hay motivo para anunciar urbi et orbi que lo peor ha pasado -¡ojalá!-, pero lo que sí puedo escribir y escribo es que dentro de los límites razonables de la prudencia elemental se detecta en el alto mando rajoniano una alegría indisimulada respecto a que determinados brotes verdes en la macroeconomía permiten contener la respiración.

Si las todavía imperceptibles yemitas esperanzadoras no se las lleva por delante alguna helada cainita propia de estos lares, es posible -¡ojalá!- que el túnel deje entrever algún rayito de luz y la muchachada pueda coger fuerzas para un próximo sprint.

No me tomen el número cambiado porque vivo en una zona de Madrid donde cada vez hay más mendigos –exclase media- que duermen bajo los soportales y te piden 50 céntimos para un trozo de pan. Sólo apunto que entre los que mandan (no sólo entre los que viven a costa de nuestros impuestos) corre un leve rumor de que se puede salir de esta… O mejor que estamos empezando a salir de la ratonera.

¡Ojalá!  

Me dice el director de periódico más influyente del clan gallego de Moncloa que la cosa empieza a cambiar, “lenta pero inexorablemente”, para bien. En las arcas del Banco de España comienza a entrar dinero, el déficit público baja y va por buen camino, las exportaciones aumentan ostensiblemente, y el sector privado ha dejado de destruir empleo. Son datos escasos, pero ha sido tanta la sequía durante cinco años que cualquier gota de agua se agradece como si fuera el manantial del Jordán.