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Bardem, de la pancarta a las Maldivas
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Graciano Palomo

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Bardem, de la pancarta a las Maldivas

Dicen que lo único que no se hereda es el talento, pero este Javier Bardem está demostrando a sus comunistas progenitores (PCE) que no sólo USA

Foto: Bardem, de la pancarta a las Maldivas
Bardem, de la pancarta a las Maldivas

Dicen que lo único que no se hereda es el talento, pero este Javier Bardem está demostrando a sus comunistas progenitores (PCE) que no sólo USA dejó de ser el imperio del mal sino que es un lince para amasar jurdó, símbolo de la perversidad humana y madre de todas las injusticias.

Coincidí una vez con él en una manifestación a favor del pueblo saharaui -¡qué genocidio!- y aluciné con la potencia de su voz clamando en esa ocasión en el desierto. Pero ninguna excitación del hollywoodiense como cuando se pronuncia contra la derecha.

-¡Esto nos pasa por un gobierno facha!- clamaba con poderío extraordinario y fe profunda.

El otro día leí que había dicho algo de gran cómico: “Al gobierno le va bien que haya tanto paro…”. Lo largó y acto seguido cogió su coche con chófer, su esposa progre y se largó a las Islas Maldivas donde le esperaba una gran suite donde el precio medio por noche estriba de 1.000 a 1.800 euros. Por bajo.

Naturalmente con ¡Hola! como testigo. Del Mundo Obrero al papel couché. ¡Grandioso!

Ya propuse en otra ocasión que los dos restaurantes de la familia Bardem –Corazón Loco, calle Almendro; y La Bardencilla, calle Augusto Figueroa- deberían abrirse semigratis –con alguna subvención, of course- para los miles de excluidos que pululan hambrientos a diario por esos manoseados barrios de la capital.

Las palabras, mueven; el ejemplo arrastra, señor Bardem y señora viuda de Bardem.

Dicen que lo único que no se hereda es el talento, pero este Javier Bardem está demostrando a sus comunistas progenitores (PCE) que no sólo USA dejó de ser el imperio del mal sino que es un lince para amasar jurdó, símbolo de la perversidad humana y madre de todas las injusticias.