Atención al próximo choque de trenes: todos en el PP contra Wert

El ministro Wert es un broncas al natural y de toda la vida. De sólida formación intelectual, deviene con mucha frecuencia a sustanciar la definición argentina: comprarle en lo que vale y venderle en lo que dice que vale.

Pues bien, el pasado jueves, delante de la reina Sofía y en sede palaciega, dijo al entregar un premio al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, jesuita sandinista revolucionario exclaustrado, que él iba a perpetrar la “revolución” en la enseñanza española con sus planes de reforma, que el consejo de ministros tendrá que aprobar dentro de unas semanas. Tendrá que aprobar… o no.

Pues hete aquí que tiene “revolucionada” a toda la grey popular en una ofensiva sin precedentes entre los gobiernos autonómicos bajo el bastón del PP. Su reforma, que tampoco será consensuada con el PSOE, implica a juicio de los consejeros de educación de esas CCAA más gasto en tiempos de penuria; para ellos, a falta de dinero es una reforma vacua e impracticable.

Pero también que esa reforma va contra los principios básicos del PP, sostenidos desde que Fraga fundara el partido, como el respeto a los colegios de orientación religiosa y el mantenimiento del apoyo público a los centros concertados.

Por todo ello, están intentando hacer llegar al presidente su radical oposición a los planes wertianos; al parecer al ministro le pone tanta oposición. Hasta el momento, la marea ha llegado hasta el despacho de la secretaria general, que tendrá que vehicular sin duda los pareceres de su grey periférica.

Lo que sorprende a propios y extraños es que un ministro de filiación democristiana (PDP) no se haya percatado de que la Iglesia, aunque ha dejado de ser en España un poder fáctico, todavía tiene su aquel y que un pulso a Rouco Varela, el más hábil príncipe de lo católico que nunca pisó estos lares, tiene todas las papeletas para ser perdido.

Ya dijo García-Margallo  -que conoce bien al personaje-cuando se enteró de que sería su compañero de mesa en el consejo que este muchacho iba a dar mucho de sí. ¡Y tanto!