Las ‘paqueiradas’ del presidente del Supremo

Ni siquiera presidir el Tribunal Supremo te libra de fabricar sandeces y de ofender no sólo al pueblo pagano, sino incluso a la más elemental inteligencia.

Hete aquí que Gonzalo Moliner, autodefinido como juez “progresista”, que vino a sustituir al inexportable Carlos Dívar, el de las cenitas en Marbella, ha expresado su malestar porque tiene que viajar en clase turista y, ojo, “esto no da la mejor imagen para alguien que ostenta mi cargo”.

O sea, grandioso magistrado, ¿que la buena o mala imagen de un jefe de los órganos de la Justicia lo da el hecho de viajar en business o en clase turista? Pues mire, no me sorprende que el poder del Estado que usted representa sea el peor valorado por esos ciudadanos que le pagan a usted sus viajes y sus coches oficiales.

Y hablando de coches oficiales, menudo carajal han organizado 25 magistrados del Tribunal Supremo porque el Gobierno les ha retirado su coche oficial, al igual que a otros altos cargos de la Administración con nivel orgánico inferior al de subsecretario.

Y es que la tijera de Soraya también ha llegado a estos magistrados que tienen un trabajo, ¡uf, qué trabajo!... Y como tienen tanto trabajo se han conjurado para redactar un escrito en el que reprochan al Ejecutivo que les niegue su carácter de “órgano con relevancia constitucional del Estado” y, por lo tanto, les deje sin oropel y sin viajar a costa del contribuyente.