Botella y el fin de la hegemonía del PP en la capital

- ¿Has visto lo de Madrid? -pregunta una alta dirigente de Génova 13, cuartel general del PP.

- ¡Esta tía va a terminar con el periodo más largo de poder absoluto que tuvo nunca el PP en ninguna parte de España! ¡Nada menos que la capital!

El Partido Popular entró en el Ayuntamiento de Madrid en 1989 de la mano de Agustín Rodríguez Sahagún y, dos años más tarde, José María Alvarez del Manzano  consiguió la primera de sus tres mayorías absolutas para posteriormente dejar el testigo –forzado por Aznar- a Alberto Ruiz-Gallardón.

Se comprende la desazón que envuelve a los máximos dirigentes del PP, tanto nacional como autonómico, ante la perspectiva Botella. Lejos de poner coto al obsceno ‘escándalo Arena’, la dama encorajinada demuestra que no sólo no afloja su permanente rictus de enojo, sino que tampoco pone coto a tanto desvarío, tanto desmadre, tanto interés creado y tanta incapacidad.

Que un personaje como Jaime Lissavetzky -¡que ya es decir!- se permita dar consejos desde la conmiseración, y desde una superioridad moral y técnica, a la alcaldesa, viene a demostrar hasta qué punto es mala la ambición no contrastada. ¡Parece mentira que viviendo de la política desde 1988 no se haya percatado de que su huida hacia adelante no tiene salida!

Si Rajoy no es capaz de convencer a la dama de que se reintegre a su puesto de funcionaria en el Estado, los Aznar pueden conseguir dos récords para el Guiness. El primero lo cosechó su marido en el 2004, pasar de mayoría absoluta a perder las elecciones, algo nunca visto jamás en Europa; y el segundo lo tiene a punta de dedo: dejar al PP en la oposición en el ayuntamiento tras seis mayorías absolutas.