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Rubalcaba, no más franquicias: quiere marca propia en Cataluña
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Graciano Palomo

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Rubalcaba, no más franquicias: quiere marca propia en Cataluña

Para un socialista jacobino por formación y convicción como Alfredo Pérez Rubalcaba, el Estado lo es todo. Cuanto más fuerte, mejor. Básicamente, como única manera de

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Rubalcaba, no más franquicias: quiere marca propia en Cataluña

Para un socialista jacobino por formación y convicción como Alfredo Pérez Rubalcaba, el Estado lo es todo. Cuanto más fuerte, mejor. Básicamente, como única manera de embridar a los poderosos y, si se tercia, hacerlos morder el polvo, aunque esto es más fácil describirlo teóricamente que ponerlo en práctica. Lo ha podido comprobar en esos largos años de poder.

Pues bien, la fuga de cinco diputados del PSC que -teóricamente- lidera el inexistente Pere Navarro, la nimiedad política en estado puro, ha encendido la última mecha que estaba como la yesca en Ferraz respecto a los “hermanos separados” catalanes. Navarro juró hasta seis veces al jefe del PSOE que sus menguados diputados responderían como un solo hombre a la declaración de independencia del Parlament. Tenía razón: ¡sólo se largaron cinco!

Los suficientes para colmar la paciencia de los socialdemócratas españoles, que sufren las consecuencias de una deriva que esta dinamitando la organización no sólo en Cataluña, sino en toda España. Porque sus votantes quieren seguir siendo españoles. ¡El tiempo ha venido a dar la razón a Alfonso Guerra, que nunca vio con buenos ojos dejar en manos de una franquicia sus intereses en aquella Comunidad Autónoma!

Sin Cataluña, el PSOE no volverá a nunca al poder en España. Nada más hay que echar una ojeada a las tres últimas elecciones generales. El problema es una ratonera. Porque, oiga, ¿cómo montar ex novo una organización típicamente socialista y española en tiempo récord? Difícil, muy difícil. Una fuente interna del PSC me confirma que, en efecto, en el seno de los socialistas catalanes hay un 40% de cargos que están por el soberanismo de una forma u otra.

No aprendieron de lo que en su día le ocurrió al PP con el navarro UPN, si bien los casos tampoco son comparables más allá de la mera coyuntura. 

Para un socialista jacobino por formación y convicción como Alfredo Pérez Rubalcaba, el Estado lo es todo. Cuanto más fuerte, mejor. Básicamente, como única manera de embridar a los poderosos y, si se tercia, hacerlos morder el polvo, aunque esto es más fácil describirlo teóricamente que ponerlo en práctica. Lo ha podido comprobar en esos largos años de poder.

Alfredo Pérez Rubalcaba Cataluña