Agendas de Bárcenas: ¿se perdieron las del 90 al 96?

¿Por qué en los presuntos “papeles secretos” de Luis Bárcenas no se recogen las presuntas anotaciones de la tesorería del PP entre los años 90 y 96? ¿Se perdieron presuntamente? ¿Acaso presunta e intencionadamente la presunta mano que mandó al diario El País las presuntas anotaciones del extesorero suprimió esos años? Oigan, se lo aseguro: no se han perdido, están a buen recaudo. Y cuando digo a buen recaudo, quiero decir en buen escondite… ¡Por el momento!

¿Por qué? ¿Con qué intención? ¿A quién intentaba proteger el presunto abogado? Presuntamente, a un pez gordo de escasa estatura aunque de bien timbrados abdominales. Presuntamente. Esta es una de las cuestiones fundamentales de la escabrosa y maloliente cuestión que emponzoña las entrañas del PP y angustia a sus principales dirigentes de hoy, que tienen que comerse el marrón de los de ayer, silentes y en la desenfilada.

Sinceramente, no puede entender la persistencia de María Dolores de Cospedal, y de su jefe Rajoy, en proteger a los que antes ocupaban sus sillones. Tampoco lo entienden muchos en el seno del PP. 

Esos seis años de “papeles secretos” que se quedaron por el camino (¿o no, señor Bárcenas?) nos pueden dar la clave acerca del arma arrojadiza con la que Alfredo Pérez Rubalcaba, que tiene información de primera mano al respecto, quiere terminar con su oponente, que viene de infringirle una severa derrota en sede parlamentaria.

Creo que una de las claves del pérfido ‘caso Bárcenas’ pasa precisamente por conocer a ciencia cierta lo que ocurrió durante esos años. Interesa por higiene democrática, interesa al presidente, interesa a la actual secretaria general, interesa a los militantes del PP e interesa a los ciudadanos.

A quien no interesa que se desvelen lo tengo claro. Sobre todo, a dos personas. Con nombres y apellidos sonoros de aquellos venerados años de la España felipista.