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El mejor salvavidas de Mariano Rajoy
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Graciano Palomo

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El mejor salvavidas de Mariano Rajoy

No suele aparecer en los medios de comunicación –salvo en una ocasión-, y, sin embargo, Pedro Arriola sigue punteando los pasos de su ‘cliente’ con su

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El mejor salvavidas de Mariano Rajoy

No suele aparecer en los medios de comunicación –salvo en una ocasión-, y, sin embargo, Pedro Arriola sigue punteando los pasos de su ‘cliente’ con su lápiz de viejo sociólogo pegado al terruño más allá de tertulias y demás festines ad hoc.

El presidente le suele comprar el bacalao porque al fin y al cabo acertó en la estrategia diseñada tras la dolorosa derrota de 2008, cuando la cabeza de Rajoy se vendía en cualquier ‘pika’ popular. De ahí la auctóritas del sevillano.

Hago esta entradilla para sustanciar lo que sigue. Sin oposición es difícil perder el poder, aunque asciendan sustancialmente otras fuerzas hoy marginales. El PSOE es un partido en permanente desconcierto y Alfredo Pérez Rubalcaba es un líder capitidisminuido que lucha desesperadamente contra el reloj, que tiene que deglutir a diario monumentales errores propios y ajenos (Ponferrada, rebelión en Galicia, PSC,  debate sobre el Estado de la Nación, ERE, etc) y que tiene en las propias elecciones europeas su Cabo de Hornos particular. Tiene la ventaja interna de que tampoco tiene alternativa clara porque de lo contrario en estos momentos estaría ya criando malvas, políticamente hablando se entiende.

“Le han abandonado todos los suyos, excepción hecha de Elena Valenciano, la única dirigente en la que realmente confía en estos momentos…”.

Todo ello en medio de la deserción de los viejos elefantes con Felipe González a la cabeza. Ya no es puente entre el futuro y el pasado y, para más INRI, Zapatero y su legado no se olvidan.

Tiempo, tiempo, suspira. Pero el tiempo se mide en calculadora.

Ante este panorama de la formación por la que necesariamente tiene que pasar una alternativa nacional, la conclusión es obvia. Dios nunca abandona a un buen creyente.

No suele aparecer en los medios de comunicación –salvo en una ocasión-, y, sin embargo, Pedro Arriola sigue punteando los pasos de su ‘cliente’ con su lápiz de viejo sociólogo pegado al terruño más allá de tertulias y demás festines ad hoc.

Mariano Rajoy