El caso de los 444 euros por oyente

El carajal de medios informativos (sic) autonómicos y municipales sufragados con dinero público sigue vivo y coleando. Tiene su aquél y no termina de manar la cordura y el coraje para el tajo definitivo. Un ejemplo ilustre el titular: Onda Madrid.

La emisora autonómica madrileña cerró el pasado mes de marzo con 9.000 oyentes (EGM) frente a los 50.000 que fue el máximo histórico de las ondas sufragadas con los impuestos de los madrileños.

Este año los presupuestos de la CAM recogen 4 millones de euros (3,1 en pagos al personal) para sufragar los costes de dicha emisora, es decir, 444 euros por oyente. Porque entre otras causas la publicidad total ha caído un 55 por ciento y la institucional un 80 por ciento.    

¡Dios me libre de querer que ninguno de esos colegas vaya a engrosar la amplia lista del ERE en el ente madrileño! Pero es obvio que eso resulta insostenible a la luz de cualquier sentido común.

Traigo a colación el caso de esta emisora por la proximidad y la relevancia de los datos que pueden ser extrapolables a cientos de cadenas en todo el territorio nacional. Ya sé que es el chocolate del loro dentro del gasto público y que la almendra del mismo está en la Sanidad y la Educación. Lo sé.

Pero es que hemos quedado todos en que hay demasiados loros comiendo chocolate.

Los rumores sobre el conglomerado mediático español, escrito y audiovisual, son cada vez más intensos y afectan tanto a públicos como a privados, al segmento de la derecha, el centro y la izquierda. Porque donde no hay harina todo es mohína.

De ahí ese incesante peregrinar al edificio conocido como “Semillas” donde tiene su despacho una señora de Valladolid que responde por el nombre de Soraya Sáenz de Santamaría.