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El núcleo duro que asesora al Rey
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Graciano Palomo

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El núcleo duro que asesora al Rey

Don Juan Carlos, ¡qué final de reinado!, se ha incorporado a sus actividades con la mayor determinación de seguir sirviendo a España, lo típico en fuentes

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El núcleo duro que asesora al Rey

Don Juan Carlos, ¡qué final de reinado!, se ha incorporado a sus actividades con la mayor determinación de seguir sirviendo a España, lo típico en fuentes oficiales de La Zarzuela, lo cual no significa que las cosas estén mejor para él, su familia y para el resto de ‘súbditos’ que cuando entró de nuevo en el taller para pasar la ITV.

La irrupción de Miquel Roca en la esfera privada del Monarca -el catalán arrastra con él a gentes tan relevantes e influyentes como Carlos Solchaga, José Manuel Lara, Artur Carulla, Florentino Pérez, etc...- gracias al apunte rápido en un momento clave de un amigo de toda la vida, Alberto Alcocer, viene a devolver la situación a años atrás cuando el jefe del Estado navegaba por aguas menos turbulentas que no quiere decir limpias.

Realmente el que ha vuelto a palacio ha sido Felipe González, el gran talismán del Monarca de aquellos años dorados que no volverán a repetirse. El gran timonel socialista reprocha a los dirigentes del Partido Popular poco cariño hacia Don Juan Carlos, sin duda apuntando directamente a José María Aznar y, en general, al sector de la derecha más duro que nunca vio, ahora menos que nunca, con especial simpatía a un “Rey republicano” escorado según ellos hacia la izquierda felipista con la que chapoteaba a su antojo por doquier y por el ancho mundo.

Lo cierto es que el ‘Señor de Somontes’ todavía está por conceder alguna distinción al que fuera primer ministro con la derecha. Dicen que al margen de que no había sintonía personal, lo cual con Aznar no es difícil, Irak y su cuarteo del país hizo el resto. Al final el soberano era consciente de que una distinción real en ese momento hubiera sido como ponerse en sus pudendas partes un cartucho de dinamita. Y si algo le caracteriza es precisamente, por todo lo pasado, su enorme sentido de la supervivencia. 

Sea como fuere el hecho cierto es que Don Juan Carlos es consciente de que ya no puede permitirse, ni siquiera a su edad, aquellos lujos de antaño y no escribo sólo en clave de buena vida. Si González y Carrillo le permitieron franquear con éxito el republicanismo histórico y ancestral de la izquierda ahora Felipe es su asidero fundamental porque se mire por donde se quiera ambos han escrito vidas paralelas.

Luego están los amigos (los que quedan) de siempre. Algunos catalanes, otros pijos de toda la vida y los menos enlazados con los nuevos tiempos. Parados, la verdad, pocos.

Claro que el Heredero tampoco está para tirar cohetes en esos predios.

Don Juan Carlos, ¡qué final de reinado!, se ha incorporado a sus actividades con la mayor determinación de seguir sirviendo a España, lo típico en fuentes oficiales de La Zarzuela, lo cual no significa que las cosas estén mejor para él, su familia y para el resto de ‘súbditos’ que cuando entró de nuevo en el taller para pasar la ITV.