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No hay alternativa a Rajoy pero le sacan la piel a tiras
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Graciano Palomo

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No hay alternativa a Rajoy pero le sacan la piel a tiras

Lo de Esperanza Aguirre son meros fuegos de artificio. ¡Para qué engañarse! Manifiesta sin rubor y sin complejos las cosas en las que dice creer (que

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No hay alternativa a Rajoy pero le sacan la piel a tiras

Lo de Esperanza Aguirre son meros fuegos de artificio. ¡Para qué engañarse! Manifiesta sin rubor y sin complejos las cosas en las que dice creer (que no practicar) y eso es más que suficiente para incendiar las mesnadas más ávidamente críticas con su hoy comandante en jefe en ejercicio, léase Mariano Rajoy.

Claro que hay diputados y senadores que aplauden –sin mucha convicción- al presidente del Gobierno cuando acude a las Cámaras legislativas pero cuando se levanta la sesión se citan en bares no muy lejos del Congreso para sacar la piel a tiras a su jefe de filas. El primero que lo conoce es el propio Rajoy, que en los meses previos a su victoria electoral del 20-N en el ya lejano 2011 aceptó que en las listas electorales del PP figuraran nombres que sabían que no eran de su cuerda pero, ¿para qué complicarse más la vida interna? Al fin y al cabo, el partido que sostiene al Ejecutivo es muy extenso y en él conviven sensibilidades de todo tipo (Celia Villalobos y Beatriz Escudero, sin ir más lejos) y más que eso. Cada cual tiene sus ambiciones y sus propios intereses.

De alguna forma aquella contraposición de intereses políticos (y hasta económicos) que se enfrentó en el famoso Congreso de Valencia en cuyos días previos la cabeza de Rajoy pasaba de mano en mano como la corona de Fernando VII, se reproduce ahora pero con una pequeña diferencia: MR habita en el palacio de la Moncloa y tiene todo el poder ejecutivo en sus manos. Hay diputados que entonces se posicionaron anti-MR y ahora susurran o conspiran –según se quiera- por cualquier asunto, máxime si afectan a lo que consideran su ideario liberal o simplemente no tragan la forma de ejercer su liderazgo. Sin que haya que sacar más conclusiones que las justas “ad hoc” voy a citar dos nombres: Gabriel Elorriaga, el mismo al que perdonó Mariano cuando unas horas después de la derrota de 2008 le pegó la puñalada en el diario El Mundo y Cayetana Alvarez de Toledo, no demasiado bien considerada entre sus colegas de la línea oficial. Siempre tuvo claro que sus iconos eran Aznar y, en su defecto, Aguirre. 

Lo del extremeño Monago va por otro lado, aunque ya se olvida que está dónde está por decidida voluntad del ‘César’. Es un libro abierto. Pero ya se cree que es de verdad.

Pero el único peligro de desestabilización interna no es Esperanza –ella misma confiesa habérsele pasado el arroz chino en sus cocinas- si no JMA. ¡Y ni siquiera!

Si Rajoy quisiera (que no quiere) tendría el expresidente que dar muchas explicaciones, Bárcenas incluido.

Lo de Esperanza Aguirre son meros fuegos de artificio. ¡Para qué engañarse! Manifiesta sin rubor y sin complejos las cosas en las que dice creer (que no practicar) y eso es más que suficiente para incendiar las mesnadas más ávidamente críticas con su hoy comandante en jefe en ejercicio, léase Mariano Rajoy.

Mariano Rajoy