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Cañete arrasa en el círculo de Rajoy
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Graciano Palomo

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Cañete arrasa en el círculo de Rajoy

Mariano Rajoy no es persona que normalmente sea confiada, y mucho menos en los actuales momentos, sobre todo después de llevar más de 30 años en

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Cañete arrasa en el círculo de Rajoy

Mariano Rajoy no es persona que normalmente sea confiada, y mucho menos en los actuales momentos, sobre todo después de llevar más de 30 años en política, parte de ellos en su tierra galaica, donde la niebla y los requiebros no permiten otear lejanos horizontes. Sabido es que jamás acepta cenas o saraos sociales en domicilios particulares de los poderosos (que insisten e insisten), salvo los de mayor confianza y cercanía personal, como puede ser el caso de Juan Villar-Mir Fuentes, hijo del magnate de las infraestructuras.

Cuando nombró a sus ministros muchos dijeron que se trataba de un grupo de amigos del presidente. En cierto modo es verdad. Pero verdad a medias. Amigos/amigos, pocos en sentido castellano del término. José Manuel Soria es amigo dentro de un orden; Ana Pastor lo es de toda la vida, Cospedal no es amiga, Soraya es colaboradora de gran confianza… pero ahí se queda.

De todos ellos, Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura y Medio Ambiente, es ahora mismo uno de los más influyentes al oído del César, porque le acompañan los resultados (tampoco sin pasarse) y tiene todo lo que valora el comandante en jefe: preparación técnica, talento discursivo, sentido del humor, alto funcionario del Estado, dinero suficiente para no tener necesariamente que abrevar en la política y al pan, pan y al vino, vino; eso sí, en clave jerezana.

Lo sustancial es que no le mete en líos, algo que también valora extraordinariamente en Carmen Martínez Castro, que tiene la boca cerrada a la manera galaica aunque anota el vuelo de una mosca. De ahí que sea compañera inseparable de idas y venidas al igual que el gran edecán, Jorge Moragas (siempre en la desenfilada), aunque lo del catalán tiene otros registros.

El problema para todos ellos es que, si las cosas no mejoran sustancialmente y hay pan y trabajo, el soufflé se les derretirá a marchas forzadas y pasarán todos ellos a formar una cohorte de olvidados con esta leyenda de Adriano: “Quería el poder. Lo quería para imponer mis planes, ensayar mis remedios, restaurar la paz. Pero, sobre todo, lo quería para ser yo mismo antes de morir”.    

Mariano Rajoy no es persona que normalmente sea confiada, y mucho menos en los actuales momentos, sobre todo después de llevar más de 30 años en política, parte de ellos en su tierra galaica, donde la niebla y los requiebros no permiten otear lejanos horizontes. Sabido es que jamás acepta cenas o saraos sociales en domicilios particulares de los poderosos (que insisten e insisten), salvo los de mayor confianza y cercanía personal, como puede ser el caso de Juan Villar-Mir Fuentes, hijo del magnate de las infraestructuras.

Mariano Rajoy Miguel Arias Cañete