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¿Ha dado permiso Botín a Garzón para entrar en IU?
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Graciano Palomo

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¿Ha dado permiso Botín a Garzón para entrar en IU?

Después de la durísima condena que le fue impuesta por sus propios compañeros (exclusión de la carrera judicial hasta el 1 de mayo de 2021) por

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¿Ha dado permiso Botín a Garzón para entrar en IU?

Después de la durísima condena que le fue impuesta por sus propios compañeros (exclusión de la carrera judicial hasta el 1 de mayo de 2021) por saltarse la ley a la jienense, Baltasar Garzón acumula siete trabajos muy bien remunerados -incluso la atrabiliaria presidenta argentina Fernández le ha hecho funcionario de ese Estado, o lo que sea- pero su A DN le reclama protagonismo, coche oficial, vara de mando, presupuesto público, bla, bla, bla… ¡No puede remediarlo!

Anuncia veladamente que ha llegado el momento de entrar en política. Mal dicho porque ya estuvo. Con gran éxito, como todo el mundo sabe. Es un tipo que se cree tan singular que puede estar, a la vez, en procesión y repicando. Esto es, ponerse al frente de la manifestación de los escraches -y eso está muy bien- para, acto seguido, llamar al presidente del Banco Santander y pedirle ayudita para montar algunos de sus saraos o telefonear al jefe del gabinete del presidente del BBVA para que patrocine algunos de sus coloquios con Felipe González o Rigoberta Menchú a mayor honra televisiva del susodicho. Estar de lado de los pobres y desfavorecidos tiene más mérito, a mi modesto entender, que subirse al carro de los poderosos, sí, pero cuando ello es verdad y no una mera pose de cara a colgarse una etiqueta vaporosa de progre.

No es de extrañar que, tras su anuncio de regreso a la política partidaria -en política ha estado toda su vida-, la chacota haya sido general. Los chistes van desde que Cayo Lara puede empezar a temblar en Izquierda Unida -le quitaría el puesto, naturalmente- o que si Franco resucita le puede nombrar secretario general del Movimiento.

Siempre me habían enseñado que un juez -con su enorme poder- antes que nada debe saber Derecho, y saber aplicarlo. Sus instrucciones son un ejemplo de pésimo profesional, aunque nadie le puede discutir el hecho de que lo suplía con algunos redaños. Nada tiene de extraño que la Justicia sea en estos momentos la institución peor valorada por los ciudadanos.

Leo con horror en este diario que dos terroristas con más de 900 años de condena ya andan libres por la calle y, encima, España tendrá que indemnizarles. Sortu, a sus anchas y asustando, con los votos mayoritarios de los magistrados del Supremo, entre los que se encuentra el magistrado progre Juan Antonio Xiol Ríos, que en su día fue empleado de Felipe González a título de director general de Relaciones con la Administración de Justicia. Y eso que empezó su rutilante carrera bajo el régimen del general Franco. ¡La repera!  

Después de la durísima condena que le fue impuesta por sus propios compañeros (exclusión de la carrera judicial hasta el 1 de mayo de 2021) por saltarse la ley a la jienense, Baltasar Garzón acumula siete trabajos muy bien remunerados -incluso la atrabiliaria presidenta argentina Fernández le ha hecho funcionario de ese Estado, o lo que sea- pero su A DN le reclama protagonismo, coche oficial, vara de mando, presupuesto público, bla, bla, bla… ¡No puede remediarlo!

Baltasar Garzón