La basura de Madrid ahoga a Florentino

El “ser superior” al que se refería Emilio Butragueño periclita, aunque vaya a ser reelegido presidente del Real Madrid -esta entidad sí que es más que un club- después de que el “efecto Mou” sólo haya dejado agujeros, telarañas, acidez y melancolía.

El gran mérito de Pérez -que viene de la antigua UCD y del Partido Reformista (PR), más conocido como “Operación Roca” (Junyent)- es, sin duda, comprar un argentino en lo que vale y venderle en lo que dice que vale. O lo que es lo mismo, haber convertido el palco del Santiago Bernabeu en un “business center” de postín donde si no te invitan no eres nadie. Ustedes me entienden.

Pues bien, resulta que la poderosa alcaldesa capitalina -que al final, su desastre va a tener el premio de los anhelados JJOO 2020- le ha birlado a Urbaser el pingüe negocio de las basuras (2.317 millones) entre el pavor de los mayores de Florentino, léase los March y los inevitables Albertos. El extraordinario negocio de años va a parar a otras bolsas competidoras, díganse FCC, Sufi (Sacyr) o Cespa (Ferrovial).

Todo el mundo masculla por los salones mal iluminados que el tiempo de “Floro” llama a su fin, pero yo le veo por todas las redacciones (deportivas) llamando a rebato y vendiendo las cualidades de un genio de la pelota de origen argelino y que tampoco cantó nunca La Marsellesa.

Pérez es uno de los iconos incombustibles de aquella maravillosa Transición que unió ambición, pelas, tolerancia y un indisimulado desparpajo para el tráfico de influencias, el lobby y la optimización de la agenda en un “totum revolutum” que ahora salta por los aires.

Cuando el general Charles de Gaulle, el hombre que salvó Francia en dos ocasiones trágicas para la “grandeur”, se retiró a Colombey-les-deux-Eglises tras el Mayo del 68 alguien de por aquí escribió un famoso e histórico alegato bajo el título “Saber retirarse a tiempo”.

¡Nada que no aprenden!