Unos cómplices y un ventilador para Blesa

Su única esperanza es que el juez Silva -tan peculiar y atrabiliario- sea mandado a galeras para que desde aquella postración se puede colegir mentira de verdad. Pero ni aún así, porque el otrora estirado “amiguísimo” se hunde hoy en un sinfín de causas judiciales que se sustanciarán casi con toda probabilidad en condenas penales.

Me informan gentes de su entorno que Miguel Blesa, siempre tan atildadito, pasa por momentos de “indignación” y por momentos de “postración”. Está dispuesto a poner el ventilador a tope porque durante los largos trece años de mandato al frente de Caja Madrid hubo de todo, para todos y en todas las direcciones.

Durante ese periodo los consejeros de la entidad se habrían concedido a sí mismos o a sus empresas más de 900 millones de euros sólo a finales de 2008, incluido el propio Blesa, que en 2004 se autoadjudicó un préstamo de 421.000 euros.

Consejeros como José Manuel Fernández-Norniella (hombre de la total confianza y socio de Rodrigo Rato) que consiguió 812,6 millones de euros para Iberia en cuyo Consejo de Administración se sentaba o el socialista Ramón Espinar (24 millones de euros) y los exvicepresidentes de la caja, el comunista José Antonio Moral Santín (18,7 millones de euros), o el popular Estanislao Rodriguez-Ponga, con 5,3 millones.

¡La que fue segunda caja de ahorros más importante de España convertida en puerto de arrebatacapas!

He contabilizado al menos 20 cómplices directos del exinspector fiscal al que le fue muy rentable coincidir con Aznar en Logroño y compartir apartamento. Desde los comunistas Santín, Rodolfo Benito o Francisco Barquero (CCOO) a los socialistas José Ricardo Martínez, José María de la Riva, Gonzalo Martín o José María Arteta, pasando por los populares Ricardo Romero de Tejada, el exgallardonista Jesús Pedroche o el “aguirrista” Alberto Recarte.

Pero hay más. La lista de los “tomantes” y favorecidos por Blesa al margen de si se sentaban o no en el consejo de administración de la atribulada caja. Nombres de amigos, amiguetes o amigables que siempre tenían el grifo abierto, incluyendo el núcleo duro del que se rodeó para administrar la caja que, en términos generales, eran de todo menos profesionales.

Me apuntan directamente a FAES como benefactora y destinataria primordial, pero sinceramente a mí, hasta el día de hoy, no me constan fehacientemente ni recibos ni transferencias.

Pero lo que sí intuyo es que se va a armar la de Dios cuando los distintos jueces que entienden el empapelamiento de Blesa le hagan deponer en sede judicial.

¡Parece decidido a ello!