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El poder catalán en estado puro
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Graciano Palomo

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El poder catalán en estado puro

A la mayor parte de los observadores (publicados) se les escapó el matiz. El presidente Rajoy en carne mortal (¡qué deteriorado físicamente está el muchacho!) acudió

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El poder catalán en estado puro

A la mayor parte de los observadores (publicados) se les escapó el matiz. El presidente Rajoy en carne mortal (¡qué deteriorado físicamente está el muchacho!) acudió como no podía ser de otra forma a cumplimentar a los empresarios reunidos en su Asamblea General, rendirles tributo por su rol y de paso decir a los banqueros que abrieran de una puñetera vez la espita del crédito.

Lo sustancial era el “marco”. En el imponente Palacio Municipal de Congresos de Madrid (¡aquellos alardes trajeron estos detritus1) oficiaba el patrón de patronos, Juan Rosell i Lastortras, “ex aequo” con Isidro Fainé i Casas, que tuvo un relevante papel como alto comisionado en el Consejo para la Competividad. Los dos arroparon al primer ministro, “comme il faut”.

Muy cerca de Mariano Rajoy también oficiaba el Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Jorge Moragas i Moratey, que fue el único que acompañaba al presidente en su coche oficial.

Un gallego, por ende, y tres catalanes. Uno en el poder empresarial o de la llamada economía productiva, otro del gran poder financiero y el tercero de las cañerías políticas fácticas. Luego pululaban por allí el jefe de los empresarios catalanes, Joaquim Gay de Montellá y otros de la misma procedencia como el expresidente del Barcelona FC, Joan Gaspart, que según cuentan continúa muy centrado en el sector hotelero y aledaños.

Tengo que escribir y escribo que el segundo en CEOE es Jesús Terciado, un ingeniero agrícola abulense, pero lo básico se escribe en la lengua de Aribau.

Aconsejaría leer el sutil discurso de Fainé ante los dos mil asistentes al akelarre empresarial. Por finura catalana. Las contradicciones de unos y otros al pedir abundante crédito y al mismo tiempo rigor en la concesión y más provisiones. Yo creo que lleva la pluma y el alma de un fino periodista de la cosa (JG) que ahora trabaja para el patrón de la Torre Negra de la Diagonal.

Debato semanalmente con independentistas fachas de aquel territorio que teóricamente gobierna Artur Mas. ¡Siguen sin enterarse de nada! Y menos que nada en lo relativo hacia dónde se instala el mundo y por dónde se vehiculan los nuevos tiempos cósmicos. Se trata de un poder (el de Mas) caduco, atrabiliario, irredento, imposible y vacuo. El que representan Rosell, Fainé, Gaspart, Gay de Montellá y Moragas es real, constatable, contable, práctico, fáctico y ejecutivo. Se trata, sin duda, de los herederos hispanos de aquellos jóvenes independentistas escoceses -Tony Blair, Gordon Brown, Mo Mowlan, etc...- que pretendían sacar en sus años mozos a Escocia del nexo común del UK y cuando se les pasó la borrachera decidieron ir a por el auténtico poder que no es otro que el que reside en el 10 de Downing Street.

En los alrededores de Mas se pueden contabilizar vacío, palabras hueras, proyectos equinocciales. El mundo de Rosell habla de empleo, creación de riqueza, unidad de mercado, dígitos contables, impuestos productivos. Uno es lo accesorio y borracho; el otro es real como la propia realidad de casi un millón de catalanes suplicando un puesto de trabajo.

El poder catalán en España se asienta sobre el sector financiero (La Caixa), el poder empresarial (Rosell) y el poder político en ejercicio (Moragas), punto éste en el que podría también incluir a otros nombres que ahora no vienen al caso.

El poder político autonómico catalán ha dejado “estrictu sensu” de representar un poder porque siquiera para pagar a sus enjambres de empleados autonómicos tiene que suplicar cada mes a Cristóbal Montoro que les firme un cheque.

¡País!

A la mayor parte de los observadores (publicados) se les escapó el matiz. El presidente Rajoy en carne mortal (¡qué deteriorado físicamente está el muchacho!) acudió como no podía ser de otra forma a cumplimentar a los empresarios reunidos en su Asamblea General, rendirles tributo por su rol y de paso decir a los banqueros que abrieran de una puñetera vez la espita del crédito.