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La locuacidad del hombre que cortaba más que Bárcenas & Correa
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Graciano Palomo

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La locuacidad del hombre que cortaba más que Bárcenas & Correa

Pablo Crespo cambió su vida el día que conoció a Francisco Correa durante los años (1996-1999) en los que estaba al frente organizativo del PP de

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La locuacidad del hombre que cortaba más que Bárcenas & Correa

Pablo Crespo cambió su vida el día que conoció a Francisco Correa durante los años (1996-1999) en los que estaba al frente organizativo del PP de Galicia, entonces liderado por el viejo patrón de Villalba. Le tiraron por la ventana galaica, pero encontró acomodo en la entonces vasta e irreprimible organización de Don Vito & company, léase Álvaro Pérez, El Bigotes, que ya por aquel entonces había enamorado a Ana Botella.

Tras cuatro años y medio de quilombo gurteliano, Crespo, hombre atildado y de verbo celta que penetra como cuchillo en mantequilla, ha decidido reconvertirse en espada flamígera de la corrupción popular en una tourné televisiva digna de Tom Cruise en plena promoción cinematográfica. Asesorado desde un despacho del Paseo de la Castellana amaga pero no da, larga lugares comunes (“los partidos políticos se financian adjudicando obras públicas”) pero tiene buen cuidado en no dar nombres aunque tira el pañuelo como hacían antaño las mozas galaicas cuando iban a lavar al rio.

Ha pasado en un road mediático interminable por Intereconomía TV, El Gran Debate, Al rojo vivo, por El Faro de Vigo, etcétera, y se refiere a dirigentes del PP con “vicios privados”. ¿Qué nombres? ¿Qué vicios? Porque ese jueguecito está muy visto. Si tiene pruebas fehacientes, preséntense, porque Luis Bárcenas intento lo mismo y ya sabemos dónde pernocta. Por lo demás, las obviedades empiezan a resultar cansinas, porque todos los españoles saben cómo se financian los partidos políticos. ¡Vaya descubrimiento! La novedad sería presentar pruebas inequívocas con los nombres de dantes y tomantes. ¡Ya está bien de amagar y no dar!

Dígase quién o quiénes cobraban en negro y, sobre todo, aporte papeles y pruebas inequívocas sobre los casos en los que la obra pública se adjudicó con “sobreprecios de hasta un 50% que suponen miles de millones de euros”. Crespo, dicen, es el más inteligente y exportable del cosmos gurteliano con una influencia total en el padrino Correa, hasta convertirse no sólo en consigliere sino en sujeto activo y fundamental de la llamada trama Gürtel. Estoy convencido de que la mayor parte de las cosas que insinúa son ciertas. Ahora sólo hace falta demostrarlas. Y él puede.  

Pablo Crespo cambió su vida el día que conoció a Francisco Correa durante los años (1996-1999) en los que estaba al frente organizativo del PP de Galicia, entonces liderado por el viejo patrón de Villalba. Le tiraron por la ventana galaica, pero encontró acomodo en la entonces vasta e irreprimible organización de Don Vito & company, léase Álvaro Pérez, El Bigotes, que ya por aquel entonces había enamorado a Ana Botella.

Francisco Correa