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A Montoro también le fusilan el lobby mediático
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Graciano Palomo

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A Montoro también le fusilan el lobby mediático

¡Donde no hay harina todo es mohína!, dicen los labriegos de mi sedienta e irredenta tierra. La ventaja que tiene el actual ministro de Hacienda y

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A Montoro también le fusilan el lobby mediático

¡Donde no hay harina todo es mohína!, dicen los labriegos de mi sedienta e irredenta tierra. La ventaja que tiene el actual ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, es que se considera un personaje amortizado en la vida política (aún la pública) y el único interés es el de la caja pública, aunque tenga que pisar callos a destajo.

Para el titular de Hacienda la medida tomada en su día por el Gobierno Zapatero -medida que perpetró oronda y satisfecha la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega acuciada por la ‘factoría Contreras’ (Roures)- de retirar la publicidad de TVE fue algo así como un crimen de lesa patria porque ha venido a perjudicar muy gravemente los intereses de los contribuyentes.

Su idea desde que se sentó en la poltrona de Alcalá y le empezaron a pedir más guita para el ente público fue devolver los consejos comerciales. Pero claro, de forma inmediata acudieron en tromba los grandes de la cosa, es decir, Lara & Vasile, a lloriquear al despacho de Soraya que era la única que podía parar las prensiones del menudo jienense. Cuando se tocan las cosas de comer -y más en momentos de carestía y hambruna- se excitan las bajas pasiones y lo elemental, querido Watson, es liquidar por la vía civil o la militar al osado que osa poner en cuestión la mamandurria con chorreras.

Asunto básico para el futuro modelo audiovisual que, además, tiene que enfrentarse de nuevo al canon digital, las adjudicaciones de nuevos canales (hasta en esto Zapatero fue un completo e interesado desastre), cuyo alquiler anual se ha situado en 6,5 millones de euros… simplemente por enajenar en régimen anual una concesión graciosa y administrativa. Lo dicho: hay que refundar España y su Estado de arriba abajo. Ahí se retratarán quiénes son progresistas y quiénes conservadores.  Las paparruchadas ya no cotizan en Bolsa.

¡Donde no hay harina todo es mohína!, dicen los labriegos de mi sedienta e irredenta tierra. La ventaja que tiene el actual ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, es que se considera un personaje amortizado en la vida política (aún la pública) y el único interés es el de la caja pública, aunque tenga que pisar callos a destajo.

Cristóbal Montoro