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Dos gallegos con poder y sin alternativa
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Graciano Palomo

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Dos gallegos con poder y sin alternativa

La dulce, inquieta y siempre pesimista Galicia intenta recuperarse del nuevo  “shock” que ha supuesto el despiste de un maquinista y la vanidad de ese personaje

Foto: DEBATE INVESTIDURA DE FEIJOO EN EL PARLAMENTO DE GALICIA
DEBATE INVESTIDURA DE FEIJOO EN EL PARLAMENTO DE GALICIA

La dulce, inquieta y siempre pesimista Galicia intenta recuperarse del nuevo “shock” que ha supuesto el despiste de un maquinista y la vanidad de ese personaje inexportable (políticamente se entiende) y que responde por el nombre de Pepiño Blanco. Quería inagurar el ave gallego porque en aquel entonces pretendía imitar a Manuel Fraga y disputar a Nuñez Feijóo el bastón de mando en su tierra natal. Lo han dicho los sindicatos y técnicos de la cosa, no ningún malintencionado fascista que quiera sacar la piel a tiras al que fuera santo y seña del zapaterismo.

En Galicia, me cuentan, están contentos –dentro de la desgracia- con el comportamiento general de “o presidente”, que antes de las famosas fotos en un yate representaba una de las aspiraciones básicas de sustitución dentro del centro derecha. No hay que olvidar que Alberto Nuñez Feijóo empezó en este chollo de la política en las filas del PSOE gallego hasta que fue repescado para la causa por José Manuel Romay Becaria.

Pregunto por el “teu lar”gallego acerca de si la crisis, los recortes, Almunia, Angrois, Pablo Crespo y demás “bagatelas” cotidianas pueden hacer cambiar el signo del poder gallego tras el retorno de Feijóo cuando recogió los cascotes del bipartito de Anxo Quintana y Touriño.

No parece que los vientos soplen por ahí. Feijóo no tiene alternativa mientras el viejo Beiras le pone a caer de un burro y las viejas del lugar ya no creen en nada aunque en realidad nunca creyeron nada. Cerca de Santiago de Compostela las camelias del golpista general (ex) Armada tampoco cambian de color ni de estaciones.

La familia Rajoy dio orden de que el presidente no está para muchos trotes, tiene que ganar algo de peso y necesita, si Bárcenas y Cameron le dejan, reposo, lectura y otear el horizonte. De modo y manera que son pocos, casi ninguno, excepción hecha de Alberto Nuñez Feijóo, a los que la Guardia Civil franquee la entrada de su alquilada casa rural a no más de 450 euros per day.

Tampoco parece tener alternativa. Ni dentro ni fuera. Por ahora. Aunque a los encuestadores de Ramírez les sale que Esperanza Aguirre es la líder por el que el amplio, poderoso, y representativo centro derecha español suspira por convertirla en primera ministra. Tengo para mí que se trata de un ejercicio baldío.

Las oportunidades en la vida, mucho más en la vida política, son como los trenes: pasan una vez. O te arrollan o te montas. Dicen los lugareños de mi pueblo.

La dulce, inquieta y siempre pesimista Galicia intenta recuperarse del nuevo “shock” que ha supuesto el despiste de un maquinista y la vanidad de ese personaje inexportable (políticamente se entiende) y que responde por el nombre de Pepiño Blanco. Quería inagurar el ave gallego porque en aquel entonces pretendía imitar a Manuel Fraga y disputar a Nuñez Feijóo el bastón de mando en su tierra natal. Lo han dicho los sindicatos y técnicos de la cosa, no ningún malintencionado fascista que quiera sacar la piel a tiras al que fuera santo y seña del zapaterismo.