La delación, según el evangelista Llamazares

El más que evidente error de Fátima Báñez al transmitir a la sociedad la idea de que propone la delación para combatir el fraude por desempleo (cosa que ya había establecido el gobierno socialista, salvo incluir como hace la ministra del PP una página web como instrumento de la delación) ha permitido al que fuera jefe de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, dimitido tras el sonoro fracaso de la versión comunista a la cubana que pretendía inocular en vena en una sociedad moderna y avanzada, dictar una soberbia lección acerca de aquellos Estados que surgen con base en la “delación”.

En esas estábamos, es decir, en uno de esos programas de la televisión de Berlusconi en versión española, cuando atónito asistí a una afirmación del médico asturiano, que también se desplaza en coche oficial –al menos cuando deambula por Madrid- subrayando que la delación está en el ADN de algunos Estados como por ejemplo Estados Unidos. Y se quedó tan ancho exhibiendo, eso sí, un “estilo Beria” que no quiero morirme sin verle como ministro del Interior para saber lo que vale una porra policial.

Es verdad que tenemos constancia de que en determinados periodos de la gran potencia democrática (mcartysmo), efectivamente la delación fue incentivada por algunos congresistas y senadores, pero nada que ver con esa apropiación de la delación por parte de la URSS y naciones satélites. Pero como Gaspar Llamazares es heredero de la gran tradición democrática de regímenes tan maestros en esas artes como el estalinismo, el breznienismo, el castrismo o el kingjonismo de Corea del Norte puede venir aquí a tratar de medrar en base a la mentira y la estupidez histórica.

Yo imagino que cuando estudiaba medicina tropical en Cuba, que allí se matriculó, vería a su lado cómo la delación estaba institucionalizada, vamos si es que no es un membrillo, que evidentemente no lo es.

¡Qué personaje! ¡Qué gran “conducator” al estilo Nicolae Ceaucescu, ajusticiado por su pueblo sin contemplaciones después de lustros de opresión, corrupción y miseria, nos hemos perdido los españoles. Porque si además de lo que predica su Izquierda Unida hubiera ingresado el IRPF de sus trabajadores en la caja de la Seguridad Social, este joven Llamazares con ínfulas de Bakunin habría devenido en un estadista. ¡Qué digo! En un estadista sin par.