Cuando el del CNI era capitán de Artillería

El conquense general de cuatro estrellas, Félix Sanz Roldán, que atiende los asuntos de Estado en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) después de haberlo sido todo en el escalafón militar, fue capitán de Artillería antes que comandante.

Se trata de un personaje silente ante tanto secreto –tiene una oferta encima de la mesa para ser su ‘negro’ cuando decida colgar el uniforme de forma definitiva y sus responsabilidades como servidor del Estado- pero que cuando habla (suele escuchar más) no da puntada sin hilo y hay que hacer un ejercicio de prospectiva/retrospectiva.

El jefe de los Servicios Secretos era capitán de Artillería cuando el 23-F y ese día su unidad disparaba en ejercicios de adiestramiento proyectiles de obús de grueso calado en el archiconocido Campo de San Gregorio, a unos kilómetros de la Academia General Militar de Zaragoza. A su regreso al cuartel a primeras horas de la tarde un sargento le comunicó el asalto al Congreso de los Diputados, todavía en medio de una enorme confusión y de la incredulidad general.

Los militares en activo no daban crédito a lo que veían a través de las imágenes de TVE. Que unos números de guardias civiles intentaran derribar a golpe de empellones a un teniente general que, además, era el vicepresidente del Gobierno.

-Ahí, los golpistas perdieron todo apoyo de los militares, especialmente entre las nuevas generaciones de oficiales que se habían incorporado al mando en los últimos años…

El resto lo hizo el Rey, comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

Con los años, especialmente al ser nombrado Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), el general Sanz Roldán –que tuvo como maestro en la escuela de Uclés al gran Raúl del Pozo- se convertiría en uno de los confidentes más relevantes y fiables para Don Juan Carlos.

Capacidad técnica, constitucionalismo, lealtad a España y discreción.