El presidente Bauzá y el petróleo balear

José Ramón Bauzá, hijo de mallorquín y madrileña, farmacéutico de formación y profesión, es uno de los jóvenes 'barones'del centro derecha que ha llevado a cabo una limpia tan necesaria como perentoria en la podredumbre más que descriptible de la etapa Jaume Matas (José María Aznar le sentó en la mesa del Consejo de Ministros tras algún tráfico de amistad del bueno de Zaplana) en aquella tierra.

Esas limpiezas nunca vienen solas ni son gratis.De ahí que se estén moviendo algunos braserillos por la comunidad autónoma que más aporta a las arcas de España en términos relativos del PIB. Dicen que le ha salido un grano con el actual alcalde de Palma, Mateo Isern (PP) -ya dijo Winston Churchill que los “enemigos” se encuentran siempre en la propia bancada y los de la otra son meros “adversarios”-, que hizo sus pinitos en la judicatura antes de pasar a asesorar jurídicamente al Banco de Crédito Balear.

El hecho cierto es que a Bauzá, con magníficas conexiones con el eje Moncloa/Génova13, le ha salido un pozo de preocupaciones a propósito de la parecida existencia de petróleo en el mar de las Islas. No quiere que su monocultivo corra peligro porque el turismo para los ciudadanos baleares -que tienen su propia identidad al margen del pancatalanismo- es la comida, la bebiday la televisión pay per view.

El incontenible colega Ángel Expósito, que no está por la labor de poner puertas al mar, le ha mandado una serie de zurriagazos recordando a tal efecto que los intereses de la Nación están por encima de unas torretas de prospección.

Me subrayan los que le conocen que Bauzá, como buen mediterráneo que se precie, va a mandar los tubos de Repsol al huerto de Antoni Bufrau y, entonces oiga, habemusquilombo.

En la oposición no sé si se vive mejor -el poder desgasta sobre todo al que no lo tiene-, pero más tranquilo sin duda.