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Aguirre, top five, espera la llamada de Mariano
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Graciano Palomo

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Aguirre, top five, espera la llamada de Mariano

Jaleada por sus supporters Aguirre representa la esperanza azul para mantener el bastión de la alcaldía de Madrid, que ahora mismo está hecho unos zorros

Foto: Esperanza Aguirre. (Efe)
Esperanza Aguirre. (Efe)

El ego esponjado tampoco es cosa exclusiva de la izquierda. Esperanza Aguirre no quiere ni puede meterse debajo del celemín para que su estela se vaya apagando paulatinamente. Jaleada por sus supporters, que siempre contraponen la rotundidad y firmeza de la expresidenta madrileña en asuntos nacionales, Aguirre representa la esperanza azul para mantener el bastión de la alcaldía de Madrid, que ahora mismo está hecho unos zorros.

Además de porque le divierta y le guste más que hacer informes para Luis Conde, nadie en su sano juicio -¡nunca me he ido!- puede pensar que Aguirre Gil de Biedma se batiría en duelo con medio mundo si de verdad no considerara que su tiempo político aún no está finiquitado.

Las encuestas, en efecto, son rotundas: la única posibilidad de que la derecha (en este caso sin el centro) mantenga la capital es colocar al frente a una mujer capaz de movilizar todos los votos y dejar, al mismo tiempo, sin posibilidad de desperdicio de sufragios ese espectro social.

Todo el mundo conoce que a Esperanza no le gustan algunos de los procederes de su jefe de filas y a Mariano tampoco le hacen gracia las 'gracietas'de la presidenta del PP madrileño. Pero el gallego es un hombre esencialmente práctico. Aguirre nunca ha permitido que un quítame allá esas diferencias le aparten en modo alguno de su objetivo final.

Olvidado por imposible su presupuesto máximo, convertirse en la Thatcher hispánica, la alcaldía de su ciudad bien vale un rosario en forma de llamada.

¿De quién? Obviamente del presidente del Gobierno, que lo es también del partido. ¿Se puede producir? Puede. ¿Cuándo? A no tardar.

El tiempo apremia, incluso para Mariano Rajoy.

El ego esponjado tampoco es cosa exclusiva de la izquierda. Esperanza Aguirre no quiere ni puede meterse debajo del celemín para que su estela se vaya apagando paulatinamente. Jaleada por sus supporters, que siempre contraponen la rotundidad y firmeza de la expresidenta madrileña en asuntos nacionales, Aguirre representa la esperanza azul para mantener el bastión de la alcaldía de Madrid, que ahora mismo está hecho unos zorros.

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