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El carajal en el que chapotea Pedro Sánchez
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Graciano Palomo

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El carajal en el que chapotea Pedro Sánchez

No es lo mismo predicar que dar trigo. Lleva unos días en el potro de Ferraz y Pedro Sánchez ha dejado traslucir las contradicciones que le embargan

Foto: Pedro Sánchez. (Efe)
Pedro Sánchez. (Efe)

No es lo mismo predicar que dar trigo. Lleva unos días en el potro de Ferraz y Pedro Sánchez ha dejado traslucir las contradicciones que le embargan. Por un lado, necesita consolidarse como líder socialdemócrata y como referente de la izquierda moderada. Por otro, achicar espacios en la izquierda radical para que el chiringuito no se le desmorone bajo la pica de los que desprecian el pacto con el centro derecha.

Tiene que hacer tortilla de patatas sin romper huevos y sin pelar tubérculos. Por un lado, su referente es Felipe González, pero al mismo tiempo critica las puertas giratorias. Por otro, admira a Matteo Renzi, pero da la espalda al acuerdo con los populares de Europa para apoyar a Junker. Un poco más adelante se apunta a la reforma de la Constitución en busca de sistema federal –como si ello calmara o rebajara los sueños equinocciales de los separatistas– y al mismo tiempo se hace la foto con Mariano Rajoy para apuntalarle en sus tesis de mantener la unidad constitucional y la legalidad democrática. Quiere dar satisfacción a los empresarios –su padre lo es–, pero anuncia que derogará la Reforma Laboral del PP si llega a la presidencia del gobierno. ¡Largo me lo fiáis, amigo Pedro!

Sostiene que un elemento básico de su liderazgo es la unidad del PSOE, pero sus dos contrincantes le hacen un visible corte de mangas y le dicen que se busque colaboradores en otros caladeros. Afirma que lo único que tiene claro es que no pactará con la derecha, pero al mismo tiempo y a la misma hora envía SMS a Rajoy para que le dé entrada en palacio. En fin, un carajal de bemoles en el que todavía –y es lógico– no aparece propuesta alguna respecto a si hay que mantener, subir o bajar los impuestos; sobre cómo va a mantener el nivel de prestaciones de la Sanidad y la Educación al mismo tiempo que recorta el déficit público. Por ejemplo, sin ir más lejos.

He oído que quiere 'blindar'el estado del Bienestar mediante leyes, decretos, normas ministeriales y Boletín Oficial del Estado. Siempre escuché a los economistas con fuste algo elemental: ese estado del Bienestar se blinda con cifras, esto es, con crecimiento económico, empleo, afiliación a la Seguridad Social y creación de riqueza.

¡Vaya carajal, amigo Pedro! Eso sí, no tiene alternativa en el PSOE. ¿Es suficiente con eso?

No creo, porque la percepción general es que en el PSOE la que corta el pescaíto de verdad es Susana Díaz, en una dualidad muy vulnerable que puede funcionar durante algún tiempo pero no a largo plazo. En efecto, la dicharachera y verborreica andaluza es la que tiene debajo del brazo la mayoría de las acciones sobre las que se sienta el nuevo secretario general y presidente de la empresa de nuevo cuño.

No es lo mismo predicar que dar trigo. Lleva unos días en el potro de Ferraz y Pedro Sánchez ha dejado traslucir las contradicciones que le embargan. Por un lado, necesita consolidarse como líder socialdemócrata y como referente de la izquierda moderada. Por otro, achicar espacios en la izquierda radical para que el chiringuito no se le desmorone bajo la pica de los que desprecian el pacto con el centro derecha.

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