El Lenin español ante su orgía de memeces

Todavía no sé quién le ha pagado el viaje a Juan Carlos Monedero a Argentina pero terminaré sabiéndolo. Porque estos chavales de la Uni siempre suelen viajar por cuenta ajena aunque en su caso, como profesor titular, le pagamos alrededor de 3.000 euros mensuales. ¡No sé si dedica mucho tiempo a estos contribuyentes! Eso sin contar que obliga “manu militari” a sus alumnos a comprar sus libros en un ejercicio bolivariano digno de créditos.

Pues bien, la inexportable inquilina de la Casa Rosada bonaerense -¡a ver si explica alguna vez lo de los yacimientos de la Patagonia (provincia de Santa Cruz) y Repsol, por ejemplo- no ha podido tener mejor invitado a su país que Monedero justo en un momento en el que Argentina aparece de nuevo ante el mundo como un asentamiento impropio de prestarle nada porque no lo devuelve. ¿Causa/efecto? ¿Efecto/causa? Lo ignoro pero algo debe de haber.

El gran tratadista político del mundo inabarcable ha dado con la piedra filosofal, precisamente en la tierra de Sanmartín, para acabar con la pobreza y la miseria en España. Primero salirse del euro y crear una moneda propia entre los países del sur de Europa…De esta manera las grandes potencias del norte no tendrá que avalarnos. ¡Genial! ¡Qué inteligencia tan preclara! Emilio Butragueño se equivocó cuando dijo aquello de que Florentino era un “ser superior“. Se estaba equivocando; sin duda, el ser superior es Monedero, el “mayor sectario que jamás he conocido”, en expresión del embajador InocenciOArias, después de debatir con él.

Luego ha dicho que España necesita una pasada por el “leninismo amable”. ¿Quiere decir una checa de Porlier, por ejemplo, remozada? ¿O ha querido decir construir algún otro Muro, que también conoce?

Hay que reconocer que cuando hacen análisis de la realidad hasta pueden ser notables. Pero cuando de lo que se trata es de ofrecer soluciones es algo de risa, si es que en Venezuela o Cuba no mataran simplemente por opinar.

Pero ante tanta sandez -salirse del euro, no pagar la deuda, leninismo amable, 1.600 euros de salario mínimo, etc…- la verdad, no sé porque hay gente que se preocupa tanto por esta colección de ocurrencias. Siempre he tenido para mí que son como un soufflé y, oiga, hoy por hoy, y que se sepa, sin brigadas armadas.

Con ellas ya sería otro cantar. ¡Lo reconozco!