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Una ‘paradinha’ en la cárcel de los exquisitos
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Graciano Palomo

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Una ‘paradinha’ en la cárcel de los exquisitos

Dos prisiones se disputan el título de cárcel de los expoderosos, porque famosos ya es otra cosa. En la madrileña Soto del Real estuvo Miguel Blesa

Foto: Jaume Matas (Efe).
Jaume Matas (Efe).

Dos prisiones se disputan el título de cárcel de los expoderosos, porque famosos ya es otra cosa. En la madrileña Soto del Real estuvo Miguel Blesa (que volverá casi con toda seguridad a vivir del presupuesto público), lleva trece meses viviendo a costa del contribuyente Luis Bárcenas (bien a su pesar) y también están el mercachifle de Gowex y un sinfín de ladrones (o presuntos) de cuello blanco que saben mejor que nadie que de la cárcel se sale, pero que superar la pobreza o las dificultades económicas requiere mayor esfuerzo que el trinque puro y duro.

La nómina de inquilinos de esas características engorda cada día y los funcionarios de prisiones preparan ya la documentación de unos cuantos que antaño visitaban con asiduidad las páginas salmón. De modo y manera que a las maravillosas vistas de Soto del Real le han salido competencia en las no menos fabulosas de Perogordo (Segovia), donde hace 33 días puso pie el mallorquín Jaume Matas, el ministro de Aznar, quien ni siquiera se ha tomado la molestia de mandarle un maldito whatsapp o hacerle una pobre llamada perdida. Matas, dicen, es un exquisito donde los haya, mientras sus exjefes políticos, uno en Guadalmina, otro en Pontevedra, continúan haciéndose cruces por su capacidad de camuflaje. ¡Menos lobos! Que al jurdó en abundancia y sin causa se le huele a leguas.

Matas comparte ocupaciones, aficiones y cuitas con otro artista de la pista, un tal José Antonio Villanueva, auditor o lo que fuere de la inmortal Gowex.

Hubo un tiempo en que la cárcel especial abulense de Brieva, donde estuvieron Luis Roldán y otros tipos de singular calado, que nos cuesta una pasta, no tenía parangón en los hoteles patrios con rejas. Ahora Perogordo -por ahí pasaron también Rafael Vera, Ricardo Saénz de Ynestrillas y Ángel Carromero- le echa un pulso a Soto del Real en ese rally siniestro de colección de personajes singulares. Todavía se recuerda la depresión y las lágrimas de Francisco Correa (Don Vito), quien se ha exhibido este verano en Sotogrande.

Dos prisiones se disputan el título de cárcel de los expoderosos, porque famosos ya es otra cosa. En la madrileña Soto del Real estuvo Miguel Blesa (que volverá casi con toda seguridad a vivir del presupuesto público), lleva trece meses viviendo a costa del contribuyente Luis Bárcenas (bien a su pesar) y también están el mercachifle de Gowex y un sinfín de ladrones (o presuntos) de cuello blanco que saben mejor que nadie que de la cárcel se sale, pero que superar la pobreza o las dificultades económicas requiere mayor esfuerzo que el trinque puro y duro.

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