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Valls deja a Sánchez en su propio surco
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Graciano Palomo

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Valls deja a Sánchez en su propio surco

Lo he escrito en anteriores ocasiones: el gran problema, convertido en gran urgencia, de Pedro Sánchez es que tiene que cambiar las cañerías al mismo tiempo

Foto: Manuel Valls (Reuters)
Manuel Valls (Reuters)

Lo he escrito en anteriores ocasiones: el gran problema, convertido en gran urgencia, de Pedro Sánchez es que tiene que cambiar las cañerías al mismo tiempo que el grifo del PSOE tiene que arrojar agua.

Porque si Rajoy necesitaría doce meses más para que la ordinary people pueda sustanciar en sus bolsillos la mejoría económica, Sánchez quizá necesita más días para que los ciudadanos puedan comprobar que no es ningún Zapatero, que no se parece en nada (o poco) a Alfredo Pérez Rubalcaba y que es libre de las ataduras de esa particular lideresa andaluza. Hasta el momentono ha demostrado otra cosa que haber sido una buena escudera de José Antonio Griñán y Manuel Chaves y haberse tragadotodos los órdagos que le presentael nefasto quehacer institucional de sus socios comunistas en el Gobierno autónomo andaluz

Si José Antonio Pérez Tapias, muy activo intelectual y mediáticamente, o Eduardo Madina, desaparecido en combate, pueden seguir manteniendo posturas y propuestas irrealizables, Pedro Sánchez no. Porque tiene el poder interno y siempre, al final, en esas tesituras hay que retratarse.

Lo anterior viene a cuento de la reestructuración del Gobierno de la vecina Francia llevada a cabo por el premier Manuel Valls e impulsada por el socialista (antes radical) Francòis Hollande. ¿Para qué? ¿Para enfrentarse a Merkel? No. ¿Para dar vía libre al gasto público? ¡Ni hablar! ¿Para tomar medidas en la orientación de más gasto social como proponen sus coleguis españoles aquí? ¡Ni mucho menos!

Hollande & Valls han hecho tragar al PSF aceite de ricino. Es decir, han venido a reforzar las llamadas políticas de austeridad, de asumir más recortes en el gasto social en la línea de lo que proponela canciller alemana y ante la que Hollande iba a resultar su contrapeso. ¡Ná de ná!

Sánchez, Cepeda, Luena y demás compañeros mártires podrán predicar lo que les venga en gana. Yo les entiendo. Pero esto es lo que hay; sé que el socialismo español viene de aquello, lleva pidiendo perdón durante tres años y medio, pero es que no hay más cera que la que arde. Y nadie puede dar lo que no tiene y mucho menos si lo debe.

Se lo tengo dicho a mi amigo Pedro: la verdad ante todo. Porque si se vende humo al final tienes que llamar a los bomberos. Con el ejemplo de Zapatero a la vista no creo que se necesite más pedagogía al respecto.

Lo he escrito en anteriores ocasiones: el gran problema, convertido en gran urgencia, de Pedro Sánchez es que tiene que cambiar las cañerías al mismo tiempo que el grifo del PSOE tiene que arrojar agua.

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